Tendemos a asociar la pasión con el enamoramiento. Sin embargo, en ocasiones nos encontramos con personas apasionadas con el trabajo que desempeñan. Es el caso de Alfredo Díaz (Lanzarote, 1957). Siguiendo los pasos del gran artista César Manrique, este geógrafo de formación y profesor de vocación lucha cada día para que el desarrollo de la pequeña isla de Lanzarote sea lo más sostenible posible. Una tarea titánica pero no imposible.