Las aguas residuales son un ecosistema excelente para conocer virus que hasta el momento no habían sido identificados. Esta es una de las conclusiones principales de un estudio publicado por la revista mBio en el que han participado expertos del Laboratorio de Virus Contaminantes de Agua y Alimentos de la UB, así como de la Universidad de Washington. El trabajo, pionero en la aplicación de la metagenómica a virus de aguas residuales, revela que el universo viral es mucho más extenso de lo se había pensado.
"Las plantas visionarias son la puerta de entrada a la dimensión espiritual y tienen una significación de 'mediadoras' con los poderes divinos", apunta el profesor Joan Simon, que codirigió el curso Plantas sagradas de Els Juliols de la UB, junto con los expertos Carles Benedí y Cèsar Blanché, del Departamento de Productos Naturales, Biología Vegetal y Edafología. De la curiosa relación de la humanidad con el mundo de las plantas sagradas, y del gran bagaje simbólico, mítico y religioso con que se asocian, nos habla ahora el profesor Joan Simon en una entrevista en la que también revisa parte del misterio que rodea a estas plantas en el imaginario popular.
El Centro de Investigación en Agrogenómica (CRAG) -un consorcio del CSIC-IRTA-UAB recientemente inaugurado por Cristina Garmendia, Ministra de Ciencia e Innovación- está entre los 22 nominados a los Distintivos de Excelencia Severo Ochoa. Pero sus grupos de investigación llevan desde 2003 trabajando en temas de Biología de las plantas y animales de granja para mejorar los sistemas agroalimentarios. Su director, Pere Puigdomènech Rosell, nos da las claves de su éxito.
Cuando se pensaba que en la Península Ibérica estaban ya descubiertas casi todas las plantas, investigadores españoles han descubierto Taraxacum decastroi y Taraxacum lacianense, dos “dientes de león” de los Pirineos y de la Cordillera Cantábrica, respectivamente. El hallazgo confirma la situación privilegiada de España como foco de biodiversidad.
Silene acaulis, una de las plantas estudiadas por los investigadores en EE UU y Canadá.
Un equipo internacional de científicos, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha descrito el ‘reloj biológico’ de la planta Arabidopsis, mecanismo que se basa en una red de rítmicos pulsos de expresión genética que tiene características similares a otros relojes biológicos descritos en animales.
Este nuevo género de plantas está relacionado con la familia de los nenúfares.