La planta Solanum elaeagnifolium.
Los ecosistemas son imprescindibles para preservar la calidad de vida de los seres humanos, y la sociedad debe saberlo. Así se ha expresado Miren Onaindia, bióloga y responsable del grupo de investigación de Ecología Forestal y Recursos Naturales de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU). El grupo lleva 20 años estudiando los bosques de Euskadi y en la actualidad se dedica a la evaluación del estado de los ecosistemas, para lo cual se han centrado en la biodiversidad.
Idoia Ariz Arnedo, ingeniera agrónoma y Doctora por la UPNA con Mención de Doctora Europea, ha analizado en su tesis doctoral el efecto que la mayor o menor intensidad luminosa provoca en determinadas plantas, así como las consecuencias de su nutrición mediante fertilizantes nitrogenados con nitrato y amonio. “Este trabajo ha consistido en profundizar en el conocimiento de la manera en que las plantas absorben el nitrógeno suministrado, cómo, según la intensidad de luz, disponen del carbono y cómo todo esto influye a la hora de que asimilen el amonio, que para la mayoría de ellas resulta tóxico cuando se suministra en concentraciones elevadas”, explica esta investigadora.
Un equipo internacional de investigadores ha estudiado la distribución de las especies vegetales en ambientes montañosos. El trabajo confirma que las comunidades de plantas montañosas no son tan resistentes frente a las invasiones de plantas exóticas. Los científicos también alertan de que éstas pueden ser más agresivas en un escenario de calentamiento global.
La fijación de nitrógeno es muy sensible al estrés de diferentes tipos, tanto bióticos como abióticos, y sobre todo a la sequía, pero sus interacciones aún no se conocen con exactitud. Éstas son las conclusiones de Estíbaliz Larrainzar Rodríguez, de la Universidad Pública de Navarra, que ha analizado el proceso por el que las plantas leguminosas fijan el nitrógeno en condiciones de sequía.
La capacidad de las plantas para predecir la hora, un mecanismo común a todos los seres vivos, les permite sobrevivir, crecer y reproducirse. En un estudio que se publica en el último número de la prestigiosa revista Ecology Letters, un equipo internacional ha descrito este reloj circadiano desde el punto de vista molecular, y ha encontrado una implicación ecológica: hace que los escenarios de cambio climático y las cifras de niveles de CO2 sean más precisas.
Torre de CO2 utilizada para medir los flujos de CO2 a nivel de ecosistema.