Dos estudios publicados esta semana en Science muestran que la epidemia del VIH podría revertirse al aumentar la cobertura de la terapia antirretroviral. Es la primera vez que se ha demostrado en un entorno comunitario el efecto positivo de dicha terapia sobre la tasa de nuevas infecciones y la esperanza de vida.
En 1981 comenzó la epidemia del virus del sida, que ha dejado tras de sí más de 30 millones de muertes en el mundo. Tres décadas después, expertos como Javier Martínez Picado (Barcelona, 1966), del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa, no quieren que otra posible enfermedad emergente tan letal les pille desprevenidos y se han reunido esta semana en la Fundación Ramón Areces para hablar de los últimos avances en la lucha contra la enfermedad.
Un estudio multicéntrico compara un nuevo fármaco contra el virus del sida con raltegravir, otro antirretroviral de la misma familia comercializado desde 2007. El trabajo concluye que los dos fármacos tienen la misma eficacia y seguridad. Para los expertos, este hecho convierte al nuevo antirretroviral en una opción efectiva para tratar la infección por VIH-1.
SPARTAC es el primer gran ensayo clínico aleatorizado que demuestra que un tratamiento antirretroviral de 48 semanas, administrado en el momento en el que la infección por el VIH aún es aguda o reciente, ralentiza los daños sobre el sistema inmunológico y retrasa la necesidad de comenzar el tratamiento antirretroviral de por vida. Estos beneficios eran mayores cuanto antes después de la infección por el VIH se comenzaba el tratamiento (menos de 90 días). No hay evidencias de problemas derivados del tratamiento temprano con respecto a los efectos secundarios o a la efectividad del tratamiento a largo plazo posterior.
Expertos del Instituto de Investigación del Sida IrsiCaixa han descifrado cómo el VIH invade las células del sistema inmunitario responsables de la propagación del virus dentro del organismo, un enigma que la comunidad científica hacía años que intentaba resolver. Los resultados se publican esta semana en la revista PLoS Biology.
Entre 130.000 y 150.000 españoles son portadores del VIH y un tercio de ellos no lo sabe. Aunque no necesariamente se desarrolla el sida por tener el virus, este puede transmitirse con prácticas de riesgo. De ahí la importancia de las pruebas diagnósticas que indican, incluso en pocos minutos, si este está presente en el organismo. Saber si se tiene VIH permite recibir el tratamiento antirretroviral a tiempo y evitar el desarrollo de la enfermedad.
En monos y seres humanos con sida, los daños en el tracto gastrointestinal causados por virus son comunes. El problema es que este deterioro parece ser el culpable de una progresiva deficiencia del sistema inmune y, con ello, de la aceleración en el avance de la enfermedad.
Una investigación internacional sugiere que el medicamento Truvada puede bloquear la infección por VIH incluso en dosis más bajas que la pautada. Este compuesto fue aprobado en julio de este año por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de los Estados Unidos para la prevención del sida.
El riesgo de mortalidad de los hombres sudafricanos que toman antirretrovirales es un 31% superior al de las mujeres. La diferencia se explicaría más por las tasas generales de muerte en el país que por el propio virus o la menor implicación de los hombres en los tratamientos, según un estudio que publica la revista PLOS Medicine.