Las sustancias químicas que segregan las reinas de especies como hormigas, abejas y avispas evitan que las obreras de la colonia puedan reproducirse. Estas feromonas tienen su origen en insectos ancestrales solitarios de hace 150 millones de años y son esenciales para comprender la evolución de la sociabilidad y la división del trabajo de estos artrópodos.