Un grupo de investigadores de la Universidad de Valladolid trabaja desde hace varios años en el estudio del flujo de aire en el sistema respiratorio humano mediante simulación numérica y experimental. El objetivo es profundizar en cómo es la respiración de una persona a escala real, para lo que han construido una cavidad nasal y han realizado diferentes mediciones. Como detalla a DiCYT César Méndez, coordinador del Grupo de Investigación Reconocido (GIR) de Ingeniería de los Fluidos, se ha analizado “el flujo de la respiración en toda la cavidad nasal mediante simulación numérica, y después se ha construido una cavidad nasal cuyo volumen exacto se obtuvo mediante tomografías de una persona sana”.
El Grupo de Investigación Reconocido (GIR) de Ingeniería de los Fluidos de la Universidad de Valladolid trabaja conjuntamente con la Universidad de Mohammed V de Rabat, en Marruecos, en la utilización de las corrientes oceánicas como fuente de energía. En concreto, colaboran en el diseño de una turbina de tipo OWC (siglas en inglés de Columna de Agua Oscilante) para aprovechar la energía de las olas. Como ha explicado a DiCYT el coordinador del grupo vallisoletano, César Méndez, se trata de una instalación que se coloca en los malecones de los puertos y aprovecha la subida y la bajada del agua como fuerza para crear energía.
La glándula tiroides, localizada en el cuello, es la encargada de producir las dos hormonas que regulan todo el metabolismo, o lo que es lo mismo, los cambios físicos y químicos que transforman el alimento en energía. Cuando esta glándula tiene una actividad excesiva, lo que se denomina hipertiroidismo, es necesario iniciar un tratamiento para evitar complicaciones. Uno de ellos es el iodo radioactivo I-13, aunque no existe consenso entre todos los países a la hora de cuantificar la radiación que absorbe el paciente tratado con I-131.
El grupo de de investigación Bioforge (Materiales Avanzados y Nanobiotecnología) de la Universidad de Valladolid ha iniciado recientemente su participación en el proyecto del VII Programa Marco de la Comisión Europea InnovaBone, cuyo fin es promover la reconstrucción de un hueso a partir de materiales sintéticos e inteligentes. Un total de 14 universidades, centros de investigación y empresas de ocho países europeos forman parte del consorcio, cuyos únicos socios españoles son el Bioforge y un grupo científico catalán. José Carlos Rodríguez Cabello, director del Grupo Bioforge, ha detallado a DiCYT los objetivos de la iniciativa.
El paralelismo es una forma de computación basada en un principio aparentemente simple: dividir los problemas grandes en varios pequeños y solucionarlos simultáneamente, lo que permite ejecutar más instrucciones en menos tiempo. Pero llevado a la práctica es una cuestión compleja en la que se encuentran investigando grupos científicos de todo el mundo. En la Universidad de Valladolid, investigadores del Departamento de Informática trabajan desde hace años en estos temas de computación distribuida, un área en la que han publicado múltiples artículos.
Disponer de farolas que se alimentan de forma independiente a la red eléctrica puede ser muy útil en determinados casos. Así lo creen Rubén Melendre y Noelia López, autores de un innovador proyecto basado en una luminaria que combina la energía solar y la eólica para abastecerse. La idea, que comenzó como un proyecto fin de carrera, ha obtenido uno de los premios de la primera edición del concurso de Ideas Empresariales promovido por la Universidad de Valladolid en colaboración con el Ministerio de Educación.
Desde el año 2006, el Grupo Cellmat (Materiales Celulares) de la Universidad de Valladolid, ubicado en el Departamento de Física de la Materia Condensada, trabaja en una línea de investigación centrada en los materiales microcelulares. Fruto de este trabajo científico, han logrado desarrollar espumas con mejores propiedades mecánicas y térmicas gracias a la incorporación de celdas más pequeñas, del orden de 50 micras, a través de una técnica denominada moldeo por autoinyección.
Investigadores del Departamento de Ingeniería Mecánica de la Universidad de Yale (EE UU) y una empresa ubicada en el Parque Tecnológico de Boecillo han desarrollado una nariz electrónica que detecta explosivos y localiza enfermedades en seres humanos. Las conclusiones de esta investigaación aparecen en el Journal of the American Society for Mass Spectometry.