El grupo de investigación ‘Color y Calidad de los Alimentos’ de la Facultad de Farmacia de la Universidad de Sevilla ha publicado dos artículos científicos en los que se determina a qué son debidas las diferentes cantidades de compuestos fenólicos que pueden ser extraídas de las partes sólidas de la uva durante la vinificación. El objetivo de este trabajo es dar un paso más en la extracción de estos compuestos a partir del hollejo y de la semilla de la uva, ya que está demostrado que los compuestos fenólicos poseen propiedades beneficiosas para la salud y aportan calidad a los vinos.
Un estudio de la Universidad de Sevilla pone de relieve el cambio que sufrió la exportación de vinos españoles en el transcurso de los siglos XVII y XVIII. El trabajo refleja cómo los vinos andaluces desbancaron a los canarios tras el cambio de siglo y trata de establecer las causas de este crecimiento.
Una investigación de la Universitat Rovira i Virgili ha demostrado, por primera vez, que los polifenoles de la uva restablecen el mecanismo de control que el cerebro tiene sobre el apetito y que se encuentra alterado por la obesidad. El estudio concluyó que incluir estos fenoles en la dieta de las personas afectadas puede ser una buena estrategia para reducir el apetito y el exceso de grasa corporal, como complemento de otras terapias.
Investigadores de AINIA Centro Tecnológico y diversas empresas han desarrollado dos prototipos experimentales para la inspección automática de la calidad del vino embotellado. Uno de los prototipos detecta en tiempo real la presencia de posos o bitartratos, y el otro, los defectos de oxidación de los caldos.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Valencia y otros centros europeos han creado un prototipo de robot vitícola que navega de forma autónoma por los viñedos para informar sobre el estado de las uvas y el mejor momento para cosecharlas. El vehículo está equipado con paneles solares, baterías, carrocería biodegradable y sensores de fluorescencia, visión artificial y ultrasonidos.
Desde Chile hasta España pasando por Nueva Zelanda, laboratorios biotecnológicos de todo el planeta buscan la fórmula mágica para disfrutar de una copa de vino sin tener que asumir la carga de alcohol y sus calorías. Tratan de satisfacer una demanda creciente, con aplicaciones inesperadas: una de ellas, contrarrestar el aumento de graduación que el cambio climático provoca en las botellas. Pero ¿mantendrán el aroma, sabor y textura de un buen caldo?
Con los datos de organismos internacionales y nacionales, un consorcio de investigadores españoles entre los que se encuentra la Universidad Complutense de Madrid ha estimado que, de media, entre 2001 y 2011 los españoles bebieron 9,5 litros de alcohol al año. El estudio, que ha tenido en cuenta tanto registros de ventas de alcohol como encuestas de compras y consumo, revela que los datos de unas y otras fuentes no coinciden, entre otras razones, porque los españoles reconocen menos de la tercera parte de lo que beben.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid estudian los efectos del cambio climático en los viñedos españoles y proponen la adopción de estrategias de adaptación de los cultivos para continuar siendo competitivos en el mercado internacional de los vinos de alta gama.
Un equipo de científicos ha determinado la diversidad de bacterias que se encuentran en la piel de la uva de las variedades garnacha y cariñena de la DOQ Priorat y también en el vino de crianza en barrica a través de la secuenciación masiva.
Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid han unido tres técnicas (electroforesis capilar, nonotecnología y quimiometría) para analizar los polifenoles, unos compuestos antioxidantes, en los vinos blancos. Los resultados permite clasificar estos vinos según su variedad de uva.