La concentración de sedimentos reduce la visibilidad de las especies marinas. Con estas aguas cargadas de materiales, el pez payaso, protagonista de nuestro #CienciaaloBestia, se pone más nervioso y se vuelve más cauteloso para eludir a sus depredadores. Según un nuevo estudio, este esfuerzo perjudica no solo a su reproducción, sino también a la búsqueda de refugio y alimento.
La secuenciación de todas las moléculas de ARN mensajero encontradas en el tejido de una anémona marina ha permitido a un equipo de investigación internacional descubrir una nueva toxina de este animal. Se trata de una proteína que forma parte de su veneno y cuya función tóxica consiste en crear poros en las membranas de otros organismos para atacarlos, o para defenderse de ellos. Su hallazgo expande su repertorio armamentístico y nos acerca a su posible utilización terapéutica.
Edwardsiella andrillae, anémonas que viven en los glaciares de la Antártida. / SCINI.