Hace unos 125.000 años, durante el último periodo interglaciar, el nivel del mar era al menos cuatro metros más elevado que en la actualidad, pero en ese periodo las temperaturas eran similares a las que se prevén a finales de siglo XXI. Un equipo estadounidense ha analizado el estado y el comportamiento de los casquetes de hielo de ambos polos en el pasado y concluye que el hielo de Groenlandia es más estable de lo que se pensaba y el de la Antártida más inestable.
Un estudio internacional de científicos demuestra que a lo largo del siglo XXI las aguas entre los 200 y 500 metros de profundidad alrededor de las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida se calentarán entre 1,7 y 2 ºC, y 0,5 y 0,6 ºC, respectivamente. Este calentamiento proyectado por los investigadores acelerará la pérdida de hielo y el nivel del mar aumentará en un metro de forma global a finales de siglo.
Un equipo internacional dirigido por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) describe, por primera vez, la distribución de la garrapata Ixodes uriae en la costa occidental de la península Antártica
Cascada en la plataforma Larsen de la Antártida.
Las especies de las profundidades marinas están colonizando la plataforma continental antártica, ecosistema que había permanecido estable bajo una capa de hielo durante los últimos 1.000 años y que ha quedado liberado tras el colapso de más de 10.000 km² de hielo en los últimos 15 años. Así lo confirma un equipo internacional de investigadores, con participación del CSIC, que ha estudiado durante 70 días los efectos del cambio climático en la Antártida.
El uso de productos químicos con gases contaminantes (clorofluorocarbonos) creó, a mediados del siglo XX, el conocido ‘agujero’ de la capa de ozono. Una investigación internacionaldemuestra por primera vez que este fenómeno juega un papel importante en el cambio climático, al menos en el hemisferio sur, y es responsable del incremento de las precipitaciones de los veranos tropicales.
Un estudio estadounidense, liderado por investigadores de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) de California (EE UU), demuestra que las poblaciones de pingüinos de la Antártida han disminuido hasta un 50% en las últimas tres décadas. Los autores señalan que este declive se debe al descenso de las cantidades de krills -los crustáceos de los que se alimentan-, provocado por el impacto del cambio climático.
Los investigadores utilizaron la avioneta Twin Otter, equipada con cuatro antenas, para realizar las mediciones.
Un trabajo de seguimiento sobre una especie de págalo, una familia de aves emparentadas con las gaviotas, está a punto de demostrar que es una de las principales aves migradoras del planeta, que lo cruza de sur a norte, desde la Antártida al norte de Europa. La investigación ha sido desarrollada por el Instituto Argentino Antártico, encargado de la gestión medioambiental de las bases antártidas de este país, y ha contado con la participación del experto Antonio Sáenz de Santamaría.