Un sistema fotovoltaico residencial que almacene el calor en baterías térmicas, para luego convertirlo en energía, podría ahorrar en el futuro hasta un 80 % en electricidad y un 20 % en calefacción, además de disminuir las emisiones de CO2. Así lo señala un estudio elaborado por investigadores de las universidades politécnicas de Madrid y Cataluña.