La fruta fresca es un ser vivo que, tras ser arrancado del árbol, continúa su acción fisiológica y de maduración. Durante este proceso, la fruta sufre la actividad de mohos que provocan finalmente la podredumbre. La lucha contra los mohos supone un importante reto para el sector frutícola por las pérdidas que ocasiona en la producción de frutas. Investigadores de la universidad de Extremadura comprueban la eficacia de dos cepas de levaduras antagonistas que inhiben o disminuyen el crecimiento de mohos en la fruta. El biocontrol se perfila como una alternativa a plaguicidas sintéticos.
Según un estudio en el que ha participado la Universidad Politécnica de Madrid junto con otros cinco centros europeos de investigación, la salud de algunos olmos y olmedas podría estar relacionada con la flora endófita que habita en el interior de los árboles.