El aumento de las temperaturas de los últimos años está cambiando la capacidad de los árboles para captar el carbono de la atmósfera, lo que podría aumentar el efecto invernadero en el planeta. Esta es una de las conclusiones que se obtienen del último estudio europeo realizado tras monitorizar el crecimiento de árboles en múltiples localizaciones del hemisferio Norte, especialmente en Europa. El trabajo ha hecho un seguimiento de bosques mediterráneos, templados y boreales y cuenta con la participación de geógrafos de la Universidad de Zaragoza.
Hace años que se buscaba al gas responsable de las explosiones de lava que, en el pasado, se produjeron en la Luna, y que dejaron su huella en el vidrio volcánico que aparece en su superficie. Tras analizar las 'burbujas' del interior de las rocas lunares recogidas por las misiones Apolo, parece que el monóxido de carbono es el gas responsable del fenómeno, muy parecido a las ‘fuentes de fuego’ de los volcanes hawaianos.
Hasta ahora, los modelos de predicción del clima y la vegetación asumían que, tras una sequía, el crecimiento de los bosques se recuperaba rápidamente. Pero un nuevo estudio, con participación española, demuestra que los árboles tardan entre dos y cuatro años en recuperar la tasa de crecimiento anterior a la sequía, que también provoca una disminución en su capacidad para almacenar carbono.
Investigadores de seis países, entre ellos Perú, Bolivia y Brasil, han realizado un estudio comparativo de 13 parcelas de selva tropical, algunas de ellas afectadas por la severa sequía de 2010. Los autores han determinado que los bosques afectados absorben menos carbono. También han revelado que en condiciones adversas los árboles dedican sus reservas de energía al crecimiento en lugar de a mantener su propia salud.
Una investigación, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, permitirá mejorar las predicciones sobre el ciclo del carbono y el agua, y sus efectos en el clima futuro. Los científicos han examinado cómo las plantas regulan el comportamiento de los estomas, los diminutos poros que tienen en las hojas para intercambiar agua y carbono con la atmósfera.
Un equipo de investigadores, en el que participa el Museo Nacional de Ciencias Naturales, ha examinado cómo las plantas regulan el comportamiento de los estomas, los diminutos poros que tienen en las hojas para intercambiar agua y carbono con la atmósfera.
Un equipo internacional de científicos, con participación española, ha evaluado la eficacia de la replantación de praderas submarinas de posidonia en la laguna costera de Oyster Harbour, al sur de Australia occidental. Según el estudio, que se publica en Journal of Ecology, al recuperar la posidonia se evita que se erosionen estos depósitos de carbono orgánico y que se reduzcan las zonas de captura de CO2.
Las 800 muestras de agua recogidas en todos los océanos durante la circunnavegación del buque Hespérides en el marco de la expedición Malaspina han permitido ahondar en el conocimiento de la bomba microbiana de carbono, un mecanismo con el que el océano almacena carbono procedente de la actividad humana. Según un estudio, algunas moléculas orgánicas halladas en las profundidades que reemiten la luz en forma de fluorescencia pueden contribuir a mitigar el efecto invernadero.
La respuesta de las comunidades microbianas del suelo a la subida de temperaturas aumenta el potencial de emisión de dióxido de carbono de estos ecosistemas, según revela un artículo publicado hoy en la revista 'Nature'. Esta es la conclusión de un estudio internacional en el que participan investigadores del Centro Tecnológico Forestal de Cataluña y la Universidad de Lleida.
Un estudio internacional en el que participan científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto que una bacteria presente en los océanos, Dokdonia sp., utiliza la luz y fija hasta el 30% de su carbono a partir de CO2.