A la derecha, uno de los ratones con autofagia reducida, con la cabeza inclinada e incapaz de nadar. A la izquierda, un ratón normal.
Los más de 200 científicos que participan en el consorcio internacional para el estudio del genoma del cáncer publican hoy en la revista Nature sus últimos avances. El objetivo compartido es secuenciar un total de 25.000 genomas de los 50 tipos de cáncer más importantes. Los más de 20 investigadores españoles que firman el artículo han secuenciado los cinco primeros genomas completos de personas que presentan la enfermedad.
En la imagen, células afectadas por leucemia linfática crónica. Fotografía cedida por C.L-O.
El envejecimiento prematuro ya tiene tratamiento. El hallazgo, con sede compartida entre España y Francia, permite comprender uno de los mecanismos del envejecimiento y ofrece una esperanza a los enfermos de progeria. Se trata de niños y jóvenes que a los 15 o 20 años han envejecido tanto que, hasta ahora, no podían soñar con superar esta edad. De momento, los resultados han permitido alargar un 80% la vida de ratones con progeria, y el salto de los fármacos al ser humano es más corto que en otras ocasiones: muchos de los enfermos europeos participarán en el inminente estudio clínico que probará en Francia el tratamiento.
Algunos de los investigadores de la Universidad de Oviedo que firman el artículo. De derecha a izquierda, José María Pérez Freije, Ignacio Varela, María Fernández Suárez y Alejandro Piñeiro Ugalde. Están en uno de los laboratorios del Departamento de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo. Foto: L. A.
Investigadores de la Universidad de Oviedo dirigidos por el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular Carlos López-Otín han descubierto el primer tratamiento contra enfermedades de envejecimiento prematuro. El trabajo, en el que han colaborado científicos de la Universidad de Marsella, ocupará la portada del próximo número de Nature Medicine, una de las revistas biosanitarias más prestigiosas a escala internacional. El artículo está disponible a partir de hoy en la edición digital de la revista.
Los genes de uno de los animales más sorprendentes de la tierra, el ornitorrinco, ya no son un secreto. Y todo porque Glennie, una hembra de ornitorrinco, ha cedido a la ciencia su ADN. Eso ha permitido determinar la secuencia de los dos mil millones de bases que componen su genoma, que codifica más de 18.500 genes, un número similar al de humanos. Para hacer este trabajo, han colaborado treinta laboratorios de ocho países, que con su investigación han saltado a la portada más reciente de la prestigiosa revista Nature. Entre ellos, el grupo de científicos que dirige el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Oviedo Carlos López-Otín. Y aunque 166 millones de años de evolución separan al lector de Glennie, el estudio supone un considerable avance para definir qué le hace humano. Pero ¿cómo ha sido el trabajo en el laboratorio para llegar hasta aquí?