Ante una amenaza, muchos animales reaccionan emitiendo sustancias químicas que ahuyentan a los predadores y previenen a otros del peligro, y las aves no son una excepción. Un nuevo estudio de la Estación Experimental de Zonas Áridas del CSIC demuestra por primera vez que las aves son capaces de oler la sustancia que producen sus crías ante un peligro y, por tanto, el miedo de estas en el nido.