El elefante africano de sabana y el de bosque están amenazados por el tráfico ilegal de marfil, que ha reducido sus poblaciones en un 60%. Un equipo cientiífico internacional ha calculado que el daño económíco producido por la matanza de estos mamíferos asciende a unos 23 millones de euros anuales en ingresos turísticos. Para los científicos, el ecoturismo y la conservación son alternativas económicas viables.
De 2010 a 2012, unos 100.000 elefantes africanos han muerto a manos de cazadores furtivos. Por el tamaño de sus colmillos son los ejemplares más grandes y viejos los primeros en caer, en la mayoría de los casos, hembras, al tratarse de sociedades matriarcales. Pero a pesar de la pérdida del 70% de individuos en Kenia, un equipo de científicos estadounidenses demuestra, tras 16 años de estudio, que las hijas toman el relevo de sus madres en los grupos de elefantes para reestructurarse y mantener sus lazos sociales.
Una cría de elefante queda huérfana tras la muerte de su madre. Cada año, 50.000 elefantes mueren en África por el comercio ilegal de marfil. / Shivani Bhalia (Save the Elephants)
Investigadores de la Universidad de Washington (EE UU), en colaboración con la INTERPOL, han analizado el ADN de 14 toneladas de colmillos de elefante incautados desde 1996 para rastrear su procedencia. Los resultados indican que, en la última década, la caza furtiva se ha concentrado en dos zonas de África: la sabana que se extiende entre Tanzania y Mozambique, y la selva protegida que atraviesa Gabón, República del Congo, Camerún y República Centroafricana.
La población de elefantes está disminuyendo a un ritmo del 2% cada año en África a causa de la caza furtiva. / Miquel García
La caza furtiva de rinocerontes y elefantes ha crecido un 63% en los últimos diez años en el continente africano, donde entre 470.000 y 690.000 de estos mamíferos sufren una persecución constante, según el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF). Cuatro estudiantes de la Universidad Politécnica de Cataluña han diseñado y creado un dron para combatir esta actividad cinegética ilegal en los parques nacionales africanos.
Entre los años 2010 y 2012 los cazadores furtivos fueron culpables del 7 % de las muertes de elefantes en África, y en 2013 la tasa superó el 5 %. Así lo estima un modelo desarrollado por investigadores de Kenia, EE UU y Reino Unido, que basan su estudio en los cadáveres de estos grandes mamíferos encontrados en la reserva keniata de Samburu, la evolución del mercado del marfil y los datos demográficos de las especies.
La progresiva desaparición de grandes mamíferos dispersores de semillas, como elefantes y rinocerontes, pone en peligro la integridad estructural y la biodiversidad de las selvas tropicales del sureste asiático. Un equipo internacional de investigadores, con participación española, confirma que ni siquiera otros herbívoros como los tapires pueden sustituirlos.
El conflicto hombre-elefante y la caza furtiva han reducido un 95% el rango histórico de distribución del elefante asiático (Elephas maximus). Imagen: Ahimsa Campos-Arceiz
El próximo 13 de marzo comenzará en Doha (Qatar) la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas (CITES, en sus siglas en inglés) en la que se debatirá, entre otros, la autorización de la venta de marfil de elefante en Zambia y Tanzania. En el último número de Science, un equipo internacional de 27 conservacionistas rechaza la venta ya que podría llevar a una mayor masacre de elefantes en todo el continente africano.