2018 ha sido un año duro para algunas especies. El estado de conservación de la tarántula anaranjada, el gecko de Durrel, el mero de siete bandas, el órice beisa y el sapo del páramo ha empeorado en los últimos doce meses a causa del cambio climático, la caza y la destrucción de su hábitat. Ellos son nuestros protagonistas del #CienciaaloBestia.
Los félidos con dientes de sables, un grupo de hipercarnívoros ya extinto que se caracterizaba por tener unos caninos largos y estrechos con los que eran capaces, incluso, de abatir de un mordisco un mamut, tenían una forma de matar a sus presas muy diferente a la de los felinos actuales, que lo hacen por asfixia. Un equipo internacional de científicos ha dado un paso más en el conocimiento de sus estrategias de caza y evidencia que eran distintas según la especie.
Los osos pardos se han extinguido en muchas de las zonas europeas donde habitaban hace siglos. Pero algunas siguen siendo adecuadas para estos úrsidos, protagonistas de #Cienciaalobestia. Un mapa muestra que unos 380.000 km2 estarían aún disponibles para ellos, en países como España, Francia, Italia y Alemania, entre otros, siempre y cuando disminuyan las presiones directas ejercidas por los humanos.
Un equipo de investigadores ha reconstruido las pautas alimentarias que han mantenido los leones y los osos marinos sudamericanos en la zona del río de la Plata (Uruguay) durante los últimos 7.000 años. Los resultados muestran que las dietas de ambas especies eran diferentes hasta finales del siglo XX, momento en que empezaron a converger sin llegar a solaparse.
Lobos, osos y linces son especies protegidas por ley en la mayoría de los países europeos tras rozar la extinción hace unas décadas. Pero a pesar de la reintroducción de poblaciones, estos animales siguen en peligro, sobre todo los linces europeos, protagonistas de #Ciencialobestia. Un estudio revela que la principal amenaza de estos carnívoros es la caza furtiva en Alemania, República Checa y Austria.
Los grupos neandertales tuvieron unas culturas complejas y dinámicas que fueron cambiando a lo largo del tiempo y el espacio. También contaron con unas estrategias de explotación del territorio ajustadas a sus intereses y preferencias. El análisis de restos de fauna de tres fases de ocupación del yacimiento de Jarama VI en Guadalajara confirma que desarrollaron sus propias prioridades, así como la tecnología de conservación de los alimentos, en función de los recursos y la disponibilidad de animales.
Los grandes carnívoros africanos como leones, hienas y guepardos no solo luchan por su supervivencia cazando a sus presas, también se enfrentan los unos contra los otros para conservarlas. Más de 35 años de observaciones han permitido demostrar que los guepardos, protagonistas de #Cienciaalobestia, han desarrollado diferentes estrategias para evitar que otros les roben su comida.
Las leyes humanas también tienen impacto en el reino animal. En concreto, las regulaciones sobre la caza provocan que los ciclos reproductivos de los animales se alteren. Los investigadores han detectado que las hembras de oso pardo aumentan el tiempo de cría hasta en un año, para evitar a los cazadores. Este comportamiento es opuesto al patrón de adaptación de otras especies animales.
Entre 0,4 y 2,1 millones de aves silvestres mueren por prácticas ilegales cada año en el norte y centro de Europa, y en la región del Cáucaso, según un nuevo informe que completa la panorámica de la mortandad en esta zona. En la región mediterránea la cifra asciende a 25 millones de pájaros cada año, y en España mueren entre 103.000 y 405.000 individuos.