De apenas 20 centímetros de altura, cráneo redondeado, patas cortas y morro achatado y similar a un chihuaha o un pequinés. Así era el perro, cuyos restos se han encontrado en la necrópolis romana de Llanos del Pretorio en Córdoba, que convivía con los romanos hace dos milenios. Se trata de uno de los perros pequeños más antiguos del Imperio Romano.