El pequeño dispositivo portátil consta de un sensor de glucosa, un algoritmo informático para calcular la dosis de insulina y una bomba para inyectarla. Se controla desde el teléfono móvil del paciente y ha sido desarrollado por un equipo de Reino Unido y Suiza. El sistema puede ser usado por enfermos que padecen tanto diabetes de tipo 2 como insuficiencia renal.
Un nuevo estudio, que analiza la evolución entre los 7 y los 24 años de más de 9.000 niñas y niños británicos, muestra una relación entre la ingesta de alimentos industriales en los primeros años de vida y la obesidad en la juventud.
Investigadores del CNIO han tratado ratones obesos con digoxina, un fármaco indicado contra varias enfermedades cardiacas, y han observado cómo los animales perdían hasta un 40 % de peso incluso al tomar una dieta rica en grasa. Además, los roedores se curaron de trastornos metabólicos asociados a la obesidad.
Investigadores del CNIO han descubierto cómo el coxsackievirus tipo 4B afecta a las funciones y la identidad de las células beta que generan insulina en el páncreas, causando la aparición de diabetes. El hallazgo podría ser de relevancia en la pandemia de covid-19, ya que trabajos recientes indican que el SARS-CoV-2 también podría causar esta enfermedad en algunos pacientes.
La saturación de muchos centros hospitalarios durante los primeros meses de la pandemia supuso la interrupción de pruebas programadas, consultas y cirugías. Expertos de varias sociedades médicas confirman el impacto en las personas con otras patologías, cuyo aumento de ingresos se une ahora al coronavirus.
El vínculo entre la obesidad y otras patologías podría deberse a un tipo de mutación genética. Así concluye un estudio, liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona, que muestra cómo variaciones habituales en la población son más frecuentes en personas obesas con al menos una de estas enfermedades relacionadas.
Comer alimentos poco adecuados y la falta de actividad física durante la cuarentena ha tenido consecuencias en el estado metabólico que van más allá de lo estético: la obesidad es un factor de riesgo para la COVID-19, su prevalencia aumenta en personas con un nivel socioeconómico más bajo y afecta especialmente al desarrollo infantil. Ahora toca mitigar estos efectos colaterales de la pandemia.
Un estudio realizado en España concluye que, cuando la dieta es saludable, la presencia de obesidad no aumenta el riesgo de diabetes. Este hallazgo podría cambiar la estrategia dietética en pacientes prediabéticos hacia enfoques centrados en una alimentación más sana, en lugar de en la pérdida de peso.
Un equipo del CNIO ha demostrado que un 26 % de los casos de diabetes tipo 3c está causado por cáncer de páncreas. El hallazgo podría permitir la clasificación de estos pacientes como susceptibles de ser monitorizados de forma temprana con el objetivo de aumentar su supervivencia. La elevada mortalidad de este tumor se debe a su diagnóstico tardío.
Investigadores de la Universidad de las Islas Baleares han descubierto una conexión que ayuda a comprender cómo la diabetes facilita el desarrollo de la enfermedad de Parkinson. La carboxietilisina, un compuesto generado en exceso en personas con diabetes mellitus del tipo II, altera las propiedades estructurales de la alfa-sinucleína, la proteína responsable del párkinson.