Científicos del departamento de Biología de la Universidad de Cádiz han identificado nuevos compuestos fenólicos de la angiosperma marina Cymodocea nodosa, según publica la revista Plos One. Estas plantas viven sumergidas en el mar y son muy beneficiosas para nuestro nuestro entorno, sin embargo, también se encuentran entre los ecosistemas más amenazados del mundo como consecuencia de la presión humana.
Neuroterus elvisi, Neuroterus pulchrigalla y Neuroterus glandiphilus son los nombres de las tres especies de avispas de las agallas que acaban de describir los investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales y de la Universidad de Panamá. Los insectos, que inducen sus agallas en robles blancos, han sido descubiertas en los bosques húmedos montanos de Costa Rica y Panamá donde también se han detectado evidencias, en forma de agallas, de la presencia de otras especies del género.
La sequía y el aumento de temperatura ya provocan sustituciones de especies, mayor aridez y riesgo de incendio, y menor fertilidad del suelo y disponibilidad de agua, entre otros efectos negativos. Una amplia revisión de estudios y registros de datos revela hay especies menos resistentes al cambio climático y que el impacto del cambio climático se agravará en las próximas décadas.
Trabajos previos habían anunciado la sexta extinción masiva de seres vivos en la que ya estamos inmersos. Ahora, una nueva investigación asegura que este fenómeno será más severo de lo esperado. Los científicos sostienen que la desaparición de un gran número de especies de plantas y animales alterarán las funciones biológicas de los ecosistemas.
Ciertas aves aprovechan las ventajas de la vivir en ciudades. Este ecosistema urbano acelera el aislamiento de sus poblaciones y por lo tanto favorece la aparición de nuevas especies en menos tiempo. Así lo revelan investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales en Madrid que han comparado más de 50 pares de especies de aves similares que viven en la ciudad y en el campo respectivamente.
La leguminosa Acacia dealbata, conocida como mimosa, es una de las especies invasoras más agresivas del mundo. En el noroeste de la Península su propagación es un problema cada vez más grave puesto que está penetrando en comunidades vegetales inalteradas, según un estudio de la Universidad de Vigo y la Universidad de Coimbra (Portugal). Para los científicos, los incendios desempeñan un importante papel en su dispersión y el matorral natural podría ser una barrera eficaz para frenar la rápida invasión.
La barrera oceanográfica del frente polar no es tan impenetrable para los briozoos del océano Austral como se pensaba hasta ahora, según un estudio que lidera la Universidad de Barcelona. El nuevo trabajo presenta el inventario más completo realizado hasta la fecha sobre la distribución espacial de los briozoos de aguas poco profundas en las islas Malvinas y las Georgias del Sur.
Centrándose en el pino carrasco, un equipo de ingenieros agrónomos españoles ha desarrollado una nueva herramienta que permite a los gestores predecir la producción de los bosques a partir de variables relacionadas con el clima, los suelos y la forma del terreno. Así, los científicos han podido comprobar que en los ecosistemas mediterráneos el principal limitante para el crecimiento vegetal es la disponibilidad hídrica,
Las aves realizan un largo y peligroso viaje cuando migran y lo planifican según las circunstancias. Un equipo de científicos, que ha seguido los desplazamientos de tres especies en tiempo real, ha analizado cómo las aves ajustan su periplo con los recursos alimenticios que detectan en su ruta. Los resultados revelan que las aves contribuyen a regular los ciclos de energía de los ecosistemas, pero para finales de siglo, tendrán más dificultades en encontrar alimento, según las proyecciones climáticas.
En la Reserva Ecológica Arenillas, el último remanente de bosque seco continuo en el sur del Ecuador, algunas especies de mamíferos como el ciervo o el puma están en peligro. La conservación de estos animales, que en muchas áreas de bosque seco ya no existen, depende del nivel de conexión de esta reserva con otras poblaciones. Así lo advierte en un estudio un equipo de científicos con participación española.