Chip de silicio con el que se ha diseñado el sensor de puerta. / Hitachi Cambridge Laboratory et al.
Investigadores de varios centros europeos, entre los que figura la Universidad de Vigo, han construído el primer semiconductor de germanio y estaño para los chips de silicio, los habituales en electrónica. Se trata de un nuevo láser, que además de en el campo de las telecomunicaciones, se podría aplicar en la fabricación de sensores ambientales y biomédicos.
Un equipo de la Universidad de Berkeley (EE UU) y el Centro de Física de Materiales (CSIC-UPV/EHU) en España han conseguido crear por primera vez y con precisión atómica nanoestructuras que combinan tiras de grafeno de diferentes anchuras. La formación de heteroestructuras con distintos materiales se aplica en ingeniería electrónica.
Un equipo de científicos de EE UU y de IMDEA Nanociencia, en Madrid, han descubierto un sistema para crear cristales metálicos con la forma que uno quiera. La técnica, que consiste en ‘nanomoldear’ el material con microexplosiones generadas con pulsos láser, podría ayudar al desarrollo de nuevos dispositivos electrónicos.
El municipio guipuzcoano de Eibar, Barcelona y la ciudad danesa de Kalundborg son las tres localidades europeas seleccionadas como sitios de validación del proyecto de gestión energética URB-GRADE. Con esta iniciativa se trata de elegir acciones correctoras para aumentar la eficiencia energética del distrito sin repercutir en el confort y la seguridad del ciudadano.
Investigadores de IK4-TEKNIKER han diseñado un sensor que ayuda a optimizar la eficiencia energética de las plantas solares. Gracias a su alta sensibilidad se puede gestionar mejor el mantenimiento de la planta y maximizar así su rendimiento. Investigadores del centro ya han ensamblado y testeado un prototipo de este dispositivo en los laboratorios.
Investigadores del instituto ETH de Zúrich (Suiza) han ideado una técnica para incorporar pequeños dispositivos electrónicos en tejidos biológicos como la piel y las superficies vegetales. Esta electrónica también se podría usar en lentes de contacto para medir la presión intraocular.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Cataluña han logrado fabricar microláminas circulares y flexibles de silicio de una forma más económica de la habitual. Estas estructuras son claves en la integración de microchips y el desarrollo de células solares.