Un equipo de investigadores ha reconstruido los rasgos faciales de este gobernante utilizando ADN extraído de sus restos. El estudio sugiere que la muerte del emperador a los 36 años podría estar relacionada con un derrame cerebral, no por un envenenamiento como defendían algunos arqueólogos.
Un estudio de la Universidad de Córdoba y el Instituto de Arqueología del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de Mérida ha sacado del olvido un monumento romano, el Arco de Jano de Roma, y contribuye a la puesta en marcha de su restauración. La investigación explica que se puso en pie para conmemorar el triunfo del emperador Constancio II en el siglo IV.