El equipo ha analizado los dientes de los esqueletos de 45 niños de la cultura ibera, inhumados en el ámbito doméstico, utilizando microscopía óptica y microfluorescencia con luz de sincrotrón. El estudio concluye que los niños fallecieron debido a complicaciones en el parto o por prematuridad, y no por prácticas rituales
Los rituales funerarios en la antigua ciudad de Chichén Itzá eran principalmente con niños varones de comunidades cercanas. Así lo revela el estudio genético de 64 individuos ejecutados durante un período de 500 años.
La investigación está liderada por la Universidad Complutense y ha estudiado las relaciones de parentesco de 58 individuos inhumados en la submeseta norte de la península ibérica durante las edades del Cobre y el Bronce. A excepción de la hermandad hallada en el yacimiento arqueológico de Tordillos (Salamanca), en ningún otro caso se encontraron vínculos familiares entre los individuos inhumados de forma conjunta.