El agujero negro J1820, que forma un sistema binario con una estrella de tipo solar, ha expulsado un chorro de partículas a enormes distancias y velocidad. Una campaña de observación durante medio año ha permitido seguir la evolución de este material, que muestra cómo el agujero negro es capaz de realimentar el medio interestelar.
Desde que se descubrió la supernova SN 2006gy, una de las más luminosas conocidas, los astrónomos han tratado de explicar cómo adquirió su brillo excepcional. Ahora han comprobado que se produjo por la interacción de una gigantesca explosión, de un tipo diferente al que se pensaba, con una densa capa de material circunestelar.
Observaciones del satélite Kepler han permitido hallar actividad superficial en estrellas en las que, según los modelos teóricos, no debería producirse. En la muestra destaca la estrella KIC 9716385, que presenta, ocultas entre sus pulsaciones, fulguraciones millones de veces más intensas que las solares.
Investigadores del Instituto de Astrofísica de Andalucía y otros centros internacionales han estudiado el final de una estrella muy masiva, que acaba generando un estallido de rayos gamma y una hipernova. El estudio aporta el eslabón que faltaba para vincular esos estallidos con este tipo de energética supernova.
Los estallidos de rayos X que emanan de algunos agujeros negros cuando absorben material proceden de su corona de gas caliente, que se contrae durante el proceso, y no del disco de acreción de material que rodea estos oscuros objetos. Así lo revela la observación de uno de estos brillantes fenómenos realizada desde la Estación Espacial Internacional.
Un equipo internacional de científicos, liderado por astrónomos españoles, ha encontrado poderosas evidencias de la presencia del segundo exoplaneta conocido más próximo a la Tierra. Se mueve alrededor de la estrella de Barnard, es 3,2 veces más grande que nuestro planeta y su temperatura ronda los –170 °C, demasiado inhóspito para la vida.
La galaxia Arp 299-A destaca por sus intensos brotes de formación estelar, su alta tasa de producción de supernovas y su proceso de fusión con otra galaxia. Ahora, nuevas observaciones en radio han permitido detectar una estructura filamentosa que emana del núcleo, probablemente un flujo de gas a alta velocidad.
Un equipo internacional de científicos, liderado por astrofísicos de la Universidad Complutense de Madrid, ha logrado observar una galaxia, denominada A370-L57, en sus primeras etapas de formación. Su descubrimiento ha sido posible gracias al efecto lente gravitacional de un cúmulo de galaxias y al uso del mayor telescopio óptico e infrarrojo del mundo, el Gran Telescopio Canarias.
El cazador de planetas HARPS del Observatorio Europeo Austral (ESO) ha descubierto el planeta Ross 128b, de un tamaño similar a la Tierra, a tan solo 11 años luz del sistema solar. Se trata del segundo planeta templado más cercano a nosotros tras Próxima b. También es el que está más cerca orbitando alrededor de una estrella enana roja inactiva, una circunstancia que aumenta las probabilidades de albergar vida.
El telescopio más poderoso para observar la luz de algunos de los objetos más fríos del universo, ALMA, ha detectado enormes reservas turbulentas de gas frío ocultas alrededor de galaxias de estallido estelar. El hallazgo, liderado por un grupo internacional de astrónomos, ha sido posible gracias a la primera identificación de moléculas CH+ que registran la energía que circula por la galaxia. Además, permite explicar cómo se extiende el período de rápida formación estelar.