Un estudio en ratas revela cómo la fructosa influye en la producción de sulfuro de hidrógeno, una molécula que ejerce como agente protector contra diabetes, obesidad, enfermedades cardiovasculares y síndrome metabólico. Por ello, los autores recomiendan disminuir el consumo de alimentos procesados, bollería industrial y refrescos ricos en fructosa.
Un grupo de investigadores españoles ha analizado el efecto de la fructosa durante la gestación y ha observado que su consumo excesivo daña la placenta y provoca estrés oxidativo en los fetos. Los resultados apuntan que disminuyendo este tipo de azúcar se pueden prevenir sus efectos negativos y mejorar la salud, no solo de la madre, sino también de sus hijos.
Los ratopines rasurados no dejan de sorprender a los científicos. Además de tener sangre fría y ser resistentes al cáncer, un nuevo estudio revela que estos roedores son capaces de estar 18 minutos sin oxígeno convirtiendo la fructosa en combustible en un proceso similar al de las plantas. Este hallazgo podría permitir diseñar estrategias para prevenir el daño tisular asociado a enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
El tipo de azúcar que se consume –y no solo la cantidad ingerida– puede determinar el riesgo de padecer enfermedades metabólicas y vasculares, según un estudio realizado en animales de laboratorio y dirigido por la Universidad de Barcelona. El trabajo concluye que consumir fructosa tiene efectos más perjudiciales en el metabolismo y el sistema vascular de roedores en comparación con la glucosa.