Los niños con autismo muestran un funcionamiento sensorial atípico. Los estímulos táctiles u olfativos intensos pueden parecer como no percibidos o al contrario: un sonido o un olor sutil puede provocarles un fuerte malestar. Ahora, un estudio de investigadoras españolas ha desvelado que el modo en el que los niños con este trastrorno responden a estos estímulos contribuye al nivel de estrés de las madres.