El cambio climático ha calmado los vientos de los bosques boreales de las latitudes más altas. Un estudio, con participación española, ha permitido analizar las consecuencias de esta dinámica en los ritmos de la naturaleza y concluye que la tranquilidad de los vientos está favoreciendo la productividad de la vegetación.
Un equipo de científicos españoles y colombianos ha observado en una especie de árbol tropical de hoja perenne, llamado el guayabo, distintos patrones para obtener energía. Según el estudio, las hojas y las copas de los árboles capturan la luz en diferentes horas punta. Mientras que las hojas lo hacen en las horas centrales del día, las copas prefieren la mañana o la tarde.
El cambio climático ha adelantado la salida de flores y hojas y ha reducido el número de días al año que hiela. En consecuencia, el periodo de crecimiento de las plantas durante el año se ha alargado, y eso las expone más a las heladas en esta etapa sensible para ellas. Así lo revela un nuevo estudio que advierte que esto podría perjudicar la actividad de las plantas y provocar pérdidas importantes en los cultivos.
El crecimiento de las orquídeas epífitas tropicales sobre los árboles no implica que abandonen la carrera en busca de luz. Al estar más altas, estas plantas tienen más acceso al sol, pero presentan respuestas de sombra, al igual que sus congéneres de suelo, orientando sus hojas hacia arriba. Así lo revela una investigación realizada en Colombia en la que colabora la Universidad Complutense de Madrid y que ha estudiado cómo captura la energía una población de Rodriguezia granadensis.
Un estudio internacional, con participación de la Universidad de Córdoba, ha desarrollado una fórmula matemática para describir el interior de las hojas y el comportamiento vegetal en función de las condiciones ambientales. Con esta nueva metodología, además de observar la diversidad del tamaño, forma o color de las hojas, la ciencia podrá mirar de una manera sencilla al interior de las mismas y, por tanto, obtener información sobre la enorme diversidad de células o tejidos internos.
Con un smartphone y la aplicación gratuita Ahmes cualquier persona interesada en la ecología puede medir cómo inciden los rayos del sol en las hojas de un árbol. La herramienta, diseñada por investigadores de la Universidad Complutense de Madrid, se ha utilizado para calcular la superficie de las hojas que están expuestas al sol en dos poblaciones de olivos.
Hojas, semillas y raíces de las plantas son algunas de las características que influyen en el comportamiento de las comunidades de matorrales ante un episodio de sequía extrema. Así lo demuestran por primera vez investigadores andaluces que sugieren que estos resultados les proporcionan una herramienta útil para prever las respuestas de estas especies a alteraciones climáticas similares.
Mediante la disposición de las ramas y las hojas, el olivo puede controlar la luz que llega al interior de su copa, asegurando unas condiciones lumínicas homogéneas a lo largo del día y de las estaciones. Esta cualidad, desconocida hasta ahora, se ha registrado en dos poblaciones de olivos de Madrid y Menorca, tal y como revela un estudio dirigido por la Universidad Complutense de Madrid y en el que participa la Universidad de Granada.
Un equipo internacional de investigadores con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha descubierto que la salida prematura de las hojas de los árboles europeos se ha frenado desde 1980 debido a que su necesidad de acumulación del frío se ve retrasada por unos inviernos cada vez más cálidos.
Un estudio, en el que participa la Universidad Complutense de Madrid, revela que las partes vegetativas de las fresas silvestres –raíces, tallos y hojas– presentan propiedades nutritivas y antioxidantes. Las plantas silvestres, en general, contienen más azúcares y vitamina B9 que los vegetales comerciales, aunque tanto unas como otras han demostrado ser fuentes de nutrientes.