Al hablar, los humanos encadenamos sonidos que, aislados, carecen de sentido y al unirse forman un elemento sonoro con significado establecido socialmente. Se trata de la combinación de fonemas que forman el habla humana. Hasta ahora se pensaba que era una capacidad exclusiva de los humanos. Sin embargo, un nuevo estudio internacional sugiere que el gárrulo coronirrufo, un pequeño pájaro del interior de Australia, es capaz de comunicarse de esta forma.
Científicos de diversas instituciones inglesas han descubierto que los chimpancés tienen los mismos tipos de sonrisas que los seres humanos. Además, la flexibilidad en los músculos de sus caras les permite sonreír sin emitir sonidos, o variar sus gestos según el rol social que hayan estableciendo.
En esta foto del cráneo de un humano moderno y de un neandertal frente a frente, ¿echan en falta algo? Existe una característica que los primates, neandertales y humanos arcaicos no tienen: la barbilla. Investigadores de la Universidad de Iowa (EE UU) sostienen que el mentón proviene de la evolución, no de fuerzas mecánicas como la masticación.
El neocórtex es la zona del cerebro encargada del control de las emociones, el pensamiento consciente y el lenguaje. En humanos y otros primates, profundas arrugas aumentan la superficie de esta fina capa plagada de neuronas. Investigadores de los Institutos Max Planck, en Alemania, confirman ahora el papel de un gen, único en sapiens, neandertales y denisovanos, que contribuye a la formación de los pliegues y que es marca de la evolución humana.
Fragmento de radio de perro con marcas de corte. / IPHES
En la Cueva del Mirador en Atapuerca (Burgos), los humanos del Neolítico comieron especies poco consumidas en el resto de la Europa continental. Las marcas de corte y las mordeduras humanas en huesos de perro doméstico, gato salvaje, zorro y tejón demuestran que hace entre 7.200 y 3.100 años los Homo sapiens de Atapuerca no consumieron únicamente cabras, ovejas y vacas.