Un reciente estudio ha caracterizado en profundidad este virus en la leche de dos mujeres con carga viral indetectable. Los hallazgos pueden ayudar a evaluar los riesgos y beneficios de esta práctica en diferentes contextos.
Dos estudios liderados por investigadores españoles determinan el impacto de la infección por SARS-CoV-2 en la lactancia materna. Mientras no se hallaron restos del virus en las muestras de leche analizadas, sí se encontraron anticuerpos específicos tanto en mujeres infectadas de forma natural como en vacunadas.
Investigadores españoles han observado en modelos animales cómo la suplementación de la dieta materna con betaína –presente en cereales integrales, espinacas, remolacha o quinoa– durante la lactancia induce cambios transitorios en la microbiota intestinal de las crías y mejora su salud metabólica a largo plazo.
A pesar de la limitación de su uso, las sustancias químicas utilizadas en productos antiadherentes y resistentes al agua –llamados compuestos perfluorados– siguen presentes en nuestra vida cotidiana donde entran en el organismo a través del agua. Por primera vez, un estudio demuestra que estos químicos también se transfieren de madres a hijos a través de la lactancia materna.
Los expertos aconsejan la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida del bebé. Los estudios revelan que los niños alimentados exclusivamente con leche materna tienen menor riesgo de padecer diarrea, infecciones respiratorias, otitis media y síndrome de muerte súbita.
De las coles que cultiva en su huerta a diversos puestos de responsabilidad en la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria, Andreu Palou ha sabido destilar las mejores aportaciones de cada escala para trasladarlas a su trabajo. Entre sus contribuciones al avance del conocimiento sobre nutrición y epigenética destaca el papel de la leptina presente en la leche materna en la prevención de la obesidad durante la vida adulta. Creador de la primera empresa de base tecnológica de Baleares, participa en diversos proyectos europeos y está a punto de alumbrar una nueva patente.
En las primeras 13 semanas de vida, la frecuencia de tomas de leche materna disminuye, el intervalo entre una toma y otra aumenta, así como la cantidad de leche ingerida y el tiempo que el bebé destina a cada toma. A partir del tercer mes y hasta el sexto, estos baremos pasan a ser constantes.
En experimentos de laboratorio, investigadores de la Universidad de Duke han identificado una molécula en la leche de mujeres sanas que bloquea la infección del virus del sida. Ahora se plantean explorar alternativas basadas en esta sustancia para proteger a los bebés lactantes, ya que en los países pobres muchas mujeres no reciben antirretrovirales.