Los recién nacidos y lactantes mueven sus brazos y piernas de manera espontanea, sin necesidad de estímulos externos. Científicos de la Universidad de Tokio creen que esta actividad, aparentemente aleatoria, es crucial para el crecimiento del sistema sensoriomotor, es decir, la capacidad para regular los músculos, el movimiento y la coordinación.
La decisión de dar teta o biberón es una de las que más inquietan a las madres recientes. Una opción personal se ha convertido en objeto de un debate social donde se cruzan razones científicas con modelos de crianza y conciliación. Mientras unos acusan a las que no amamantan por privar a sus bebés de una fuente de salud y apego, otros murmuran cuando un niño con dientes baja el sostén a su madre. Hoy nadie duda de los efectos positivos de la lactancia materna; sin embargo, algunos estudios cuestionan sus propiedades protectoras a largo plazo.
Un grupo internacional de expertos ha descubierto que el extracto de arándano ayuda a luchar contra las infecciones urinarias en bebés lactantes menores de un año. El estudio apunta que este compuesto evita la preinscripción de antibióticos en la profilaxis de la infección urinaria recurrente en niños con reflujo vesicoureteral.
Un trabajo de investigación dirigido por la Universidad Complutense de Madrid ha conseguido aislar por primera vez bifidobacterias en la leche materna. El hallazgo supone un apoyo más al redescubrimiento del valor de la lactancia. Además, el aislamiento de estos microorganismos implica la posibilidad de utilizar algunas de las cepas más adecuadas como complementos probióticos