Salvo casos aislados, todo el mundo disfruta al oír música. Ahora, un grupo internacional de investigadores ha dado un paso más allá y ha descubierto que una parte del cerebro, el núcleo accumbens, podría ser la responsable de la sensación de placer que los humanos experimentan cuando escuchan alguna melodía por primera vez.
Un momento durante el concierto para implantados cocleares, el sábado 9 de febrero en Barcelona. / M.P
Los implantes cocleares son dispositivos médicos que, colocados en el cráneo, restauran la audición. Más de 200.000 pacientes en todo el mundo los llevan, pero todavía hoy la percepción musical con estos aparatos es muy limitada. Investigadores de la Universidad Pompeu Fabra se han propuesto que estas personas puedan disfrutar de la música como el resto y han iniciado el proyecto musIC. El sábado dieron un concierto especial para implantados cocleares en el CaixaFòrum de Barcelona.
Todas las culturas humanas sienten con la música. Las regiones del cerebro implicadas en el reconocimiento de la melodía y el ritmo están fuertemente conectadas con el sistema límbico, que rige las emociones. Los científicos creen que la música ha estado implicada en la evolución de las relaciones afectivas y que lo que nos gusta de las melodías tristes es que, en realidad, nos hacen sentir bien.
Neil Harbisson es vegetariano y siempre prepara platos de verduras que suenen bien. Imagen: SINC
Los festivales de música en directo invaden las ciudades españolas en primavera y verano. Hoy empieza el Día de la Música en Madrid, el primer evento con acreditación Industry Green por su compromiso con el medio ambiente. El reto de la nueva edición es compensar todas las emisiones de CO2.
Un equipo internacional de científicos ha creado el programa bioinformático DarwinTunes para demostrar el papel del oyente en la evolución de las melodías. Como en la teoría de las especies, sobrevive la que mejor se adapta, es decir, la más escuchada.