El Madrid de hace 14 millones de años presentaba un paisaje muy diferente al de hoy. Una sabana casi desértica se extendía por el centro de la península en el Mioceno medio, con un clima tropical muy árido y hasta diez meses de sequía. Así lo revelan investigadores de la Universidad Complutense de Madrid que han comparado el tamaño de los restos de mamíferos hallados en el yacimiento paleontológico de Somosaguas con los que actualmente habitan África o Asia.
Hace más de nueve millones de años se inició un cambio en las condiciones ambientales que prolongó la estación seca y que influyó en la relación depredador-presa. A partir de los restos fósiles de mamíferos hallados en los yacimientos de Los Valles de Fuentidueña (Segovia) y Cerro de los Batallones (Madrid), un estudio demuestra que, a pesar del gran número de competidores que existían, algunos carnívoros como el perro-oso y la hiena primitiva cazaban herbívoros distintos de hábitats más abiertos que los demás.
Un equipo internacional de paleontólogos, con participación española, ha estudiado el origen del ‘falso pulgar’ de los osos panda, una estructura icónica desde el punto de vista evolutivo. El biólogo Stephen Jay Gould presentaba este 'falso pulgar' como un ejemplo en contra de los que defendían el creacionismo y las teorías del diseño inteligente. El artículo se ha publicado en la revista 'The Science of Nature'.
Un grupo multidisciplinar de investigadores ha descrito los primeros fósiles craneales de una especie de depredador carnívoro, Eomellivora piveteaui, de hace nueve millones de años. La especie tenía el tamaño de un pastor alemán y era capaz de enfrentarse a los grandes tigres dientes de sable.
Un equipo de expertos ha analizado las causas de la diversificación de los moluscos hidróbidos Pseudamnicola (Corrosella), un subgénero cuyas especies viven en las regiones montañosas de España y el sur de Francia. Los resultados revelan que entre el Mioceno superior y el Pleistoceno ocurrieron tres eventos de especiación que han dado lugar a tres linajes de Corrosella.
Un equipo, con participación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, ha reconstruido los cambios ambientales y climáticos que se produjeron en la Península Ibérica desde el Mioceno final hasta el Pleistoceno medio a través del esmalte dental de mamíferos herbívoros.
Durante el Mioceno América del Sur estuvo poblada, por lo menos, de hasta 14 especies de cocodrilos, 7 de las cuales compartían la misma zona geográfica, “un fenómeno nunca observado en especies actuales”, según un estudio liderado por la Universidad de Zúrich que cuenta con participación española. Todas desaparecieron debido a la elevación de los Andes, que modificó el curso de los ríos.
La gran cantidad de restos fósiles de mamíferos carnívoros en un yacimiento de Cerro de los Batallones (Torrejón de Velasco) se debe al sistema de cuevas, una trampa natural que impidió a estos animales salir, después de que entraran a buscar comida o bebida. Los resultados de este estudio, en el que ha participado el CSIC, se publican en el último número de la revista PLOS ONE
La Península Ibérica ofrece un registro de mastodontes muy completo, aunque muchos yacimientos no figuran en la literatura paleontológica. Una investigación del Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) revisa todas las localidades en las que han aparecido restos fósiles de estos proboscídeos.
Los restos fósiles de Amphiperatherium frequens recuperados en la Cuenca Ribesalbes-Alcora en Castellón son los más meridionales de Europa. Este marsupial, el último que vivió en nuestro continente, se extinguió hace unos 14 millones de años. El trabajo se publica esta semana en la edición online de la revista Comptes Rendus Palevol.