Un trabajo realizado por un grupo de investigadores en la Universidad Complutense de Madrid (UCM) ha demostrado cómo los desórdenes afectivos en la edad temprana afectan al desarrollo de determinadas estructuras nerviosas e influyen, a largo plazo, sobre las funciones que ellas regulan. El estudio indica que una situación estresante como la separación materna origina cambios irreversibles sobre los procesos neurobiológicos del aprendizaje y memoria.