Hace entre 15.000 y 6.000 años, se utilizaban ocres y otros colorantes para el arte prehistórico, pero también para la protección de la piel y como pintura corporal, entre otros usos. Un equipo, liderado por la Universidad de Valencia, que muestra por primera vez cómo se obtuvo y se aprovisionó el óxido de hierro para transformarlo en los ocres de uso doméstico.