Los episodios de calor peligrosos y extremadamente peligrosos serán más habituales, incluso si se cumplen los objetivos climáticos del Acuerdo de París. Los científicos prevén en un estudio regiones difícilmente habitables al aire libre, sobre todo en los trópicos. A pesar de ser “escenarios aterradores” estamos a tiempo de prevenirlos.
Sentinel-3 detecta el calor extremo en España y Francia. / UE-Copernicus Sentinel-3 imagery
El estudio evidencia que siete de los diez años más cálidos en nuestro país se han registrado en la última década y que las emisiones de los gases de efecto invernadero han alcanzado cifras récord.
Nunca se habían producido anomalías térmicas en ambos polos simultáneamente, lo que supone una clara señal de disrupciones del sistema climático global.
El cambio climático perjudica a la salud. Así de tajantes se muestran Cristina Linares Gil y Julio Díaz, investigadores que llevan años estudiando el impacto sobre las vidas humanas tanto del frío como del calor extremos. Este año, en el Instituto de Salud Carlos III han creado una unidad de referencia en cambio climático, salud y medio ambiente urbano.
Las olas de calor, con consecuencias fatales para la salud y la vida en las regiones que la sufren, son cada vez más frecuentes. Manola Brunet, directora del Centro en Cambio Climático (C3) asegura que tendremos que ir adaptándonos a olas de calor más extremas y a olas de frío menos severas por la crisis climática.
Junio y julio de 2019 han sido declarados los meses de junio y julio más cálidos del planeta desde que hay registros (1880) y la extensión de hielo marino fue la menor para un mes de junio y de julio desde que ésta se monitoriza por satélite (1979). El otoño astronómico, que comienza el día 23, será probablemente más cálido de lo habitual en la Península y Baleares, según un avance de la previsión estacional que ha presentado hoy la Agencia Estatal de Meteorología.