Ni más accidentes de tráfico, ni peores noticias, ni más ingresos en urgencias. Numerosos análisis prueban que la extendida superstición hacia un día como hoy carece de cualquier sustento científico. Los medios de comunicación y el miedo a la incertidumbre de la vida aumentan la influencia de esta creencia, importada de Estados Unidos tras la Segunda Guerra Mundial.