Buzos junto a un lingote romano de plomo extraído del pecio Bou Ferrer. / Jose A. Moya - UA
Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red de Epidemiología y Salud Pública acaba de publicar en la revista Gaceta Sanitaria un estudio que ilustra cómo han disminuido de forma significativa las concentraciones de plomo. Así, ciudades como Madrid pasaron de concentraciones atmosféricas de plomo que rozaban los 0,6 microgramos por metro cúbico en 1990 a niveles muy inferiores a los 0,1 en 2010.
El Gran Colisionador de Hadrones del CERN ha superado con éxito retos tecnologícos importantes para colisionar protones contra núcleos de plomo por primera vez. Estos experimentos, que se ampliarán en 2013, servirán para profundizar en el conocimiento de la estructura de la materia a muy altas energías.
El Grupo de Química de Coordinación y Bioinorgánica de la Universidad de Santiago (USC) estudia desde hace años la intoxicación por metales pesados, en particular el plomo. La toxicidad por este metal, ya de por sí perjudicial para los seres vivos, incrementea su peligro en los niños. El nivel de contaminación se mide por presencia en sangre, considerándose nocivo a partir de diez microgramos por decilitro, en el caso concreto del plomo. Su acumulación provoca una enfermedad denominada plumbose que afecta sobre todo al sistema nervioso central y, en el caso de los niños, impide su desarrollo normal.
Radiografía de una paloma torcaz con cuatro perdigones y pequeños fragmentos de munición.
Los científicos han estudiado los niveles de metales en los hongos.