Un experimento realizado en el Parc Natural de l'Alt Pirineu en Lleida ha permitido estudiar el comportamiento los carnívoros salvajes con sus presas para entender cómo modifican o dispersan los huesos, un dato de gran utilidad en los yacimientos arqueológicos. Los resultados demuestran que los pequeños carnívoros, como el zorro que fue muy habitual durante el Pleistoceno, son importantes agentes acumuladores y modificadores óseos, y pudieron producir grandes cambios en los yacimientos.