Desde el nacimiento, millones de bacterias empiezan a colonizar nuestro intestino. Desempeñan un papel fundamental para mantener la salud física pero, además, podrían tener mucho que decir en la personalidad. Modifican el estado emocional, influyen sobre la memoria, el estado de ansiedad e incluso serían clave a la hora de elegir compañía sexual, como apuntan estudios con animales. Sin ellas no seríamos quien somos.
La capacidad espacial que adquirió el cerebro en su evolución la usamos hoy para saber lo ‘cercana’ que resulta otra persona. Del mismo modo, la maquinaria neuronal que se creó para procesar rostros y objetos se ha reutilizado para leer, y nuestras antiguas vivencias en pequeños grupos de cazadores-recolectores todavía se manifiesta cuando personificamos en alguien problemas universales como el hambre o la pobreza. Así lo reflejan los últimos estudios de neurociencia social.
Un reciente estudio de las universidades de Deusto y Nueva Gales del Sur (Australia) demuestra que las personas que confían en tratamientos basados en pseudociencia tienen dificultades para reconocer que otros con eficacia científicamente demostrada sí provocan efectos beneficiosos. Los resultados del trabajo se acaban de publicar en la revista British Journal of Psychology.
Las reacciones ante algunos aspectos de la música son universales. Así lo han demostrado un equipo de investigadores de Alemania y Canadá que ha estudiado cómo afectaban ciertas piezas musicales a una tribu aislada de pigmeos de la selva congoleña y a un grupo de modernos de Montreal. Los científicos han comprobado que, aunque las sensaciones puedan variar, la respuesta de excitación o calma provocada por la música es la misma.
Una invitación a vivir experiencias placenteras puede ser la solución sencilla al difícil reto de obsequiar. Psicólogas norteamericanas especializados en el arte de dar y recibir así lo aseguran, con el argumento de que esta forma de gasto prosocial sirve para estrechar lazos interpersonales. La ciencia nos invita a regalar con cabeza y sin complicarnos la vida.
En España, mucha gente no se ha parado nunca a observar el paso de las aves y rara vez disfruta de un paseo por el campo. La biofilia, la pasión por todo lo que tiene vida y el contacto directo con la naturaleza, se está abandonando poco a poco. Lo que muchos desconocen son los beneficios que aporta a la salud.
Un grupo de científicos ha mostrado experimentalmente que el aprendizaje de palabras nuevas en sujetos adultos provoca la activación no solo de circuitos corticales de lenguaje, sino también del estriado ventral, una de las áreas principales dentro de los circuitos motivacionales y de recompensa. Este descubrimiento confirma que, en la edad adulta, la motivación para aprender un nuevo idioma se mantiene, lo que nos ayuda a adquirir una segunda lengua.
Estas caras generadas por métodos computacionales sirven como modelos para estudiar la percepción humana de la competitividad (A), dominancia (B) , extroversión (C) y honradez (D). En la columna central se sitúan los rostros con valores promedios; en la derecha, los que están por encima de la media y a la izquierda , por debajo. / Trends in Cognitive Sciences, Olivola et al
Cuando dos desconocidos se encuentran frente a frente elaboran opiniones basadas en su apariencia facial y deciden si son de su confianza. Así lo afirma un estudio, que plantea las implicaciones sociales que tiene tomar decisiones basadas en los rasgos de la cara, tales como los líderes que votamos o a quiénes juzgamos por un crimen.
Una investigación de la UNED indica que la conducta excesiva-repetitiva tiene que ver más con la hiperactividad que con la impulsividad. A diferencia de lo que se creía hasta ahora, los resultados indican que los comportamientos impulsivos no están necesariamente relacionados con una conducta excesiva-repetitiva. El estudio ha sido llevado a cabo con ratas.