Ya entre enero y marzo de este año, los primeros tres meses de la campaña de vacunación, se estima que las vacunas evitaron al menos 17.000 casos de covid-19 y 3.500 fallecimientos en las residencias de mayores en España. Este gran impacto positivo se debe a la alta aceptación de las vacunas entre los mayores y a su efectividad para prevenir tanto la infección como, posiblemente, la transmisión.
La pandemia está provocando riesgos psicosociales laborales que podrían afectar gravemente el bienestar y salud de numerosos profesionales, como los trabajadores de residencias de mayores. Investigadores de la Universidad Autónoma de Madrid llaman la atención sobre la necesidad de identificar y prevenir estos peligros.
La COVID-19 se ensaña sobre todo con las personas más frágiles, como los habitantes de las residencias, donde se han concentrado todos los factores de riesgo. El director del Instituto de Economía, Geografía y Demografía del CSIC afirma que sería necesario un registro informatizado de sus usuarios ante un posible rebrote.
Una investigación realizada en la Universidad de Granada señala que el nivel de desnutrición en las residencias de mayores es alto, mucho mayor que en el caso de aquellos ancianos que viven independientes en sus casas. En ninguno de los menús analizados en las instituciones se alcanzó las recomendaciones de verduras, fruta, productos lácteos, aceite de oliva, legumbres, o frutos secos, mientras que el aporte de dulces y azúcar en ellos fue excesivo.