A finales de los años 90, una familia de siete elefantes, que ya había protagonizado varios episodios de fuga, buscaba dueño en Sudáfrica. Propietario de una reserva natural de 2.000 hectáreas, el conservacionista Lawrence Anthony los acogió antes de que los animales fueran sacrificados. Pero nunca imaginó lo que esta decisión le cambiaría la vida. En el libro El hombre que susurraba a los elefantes, editado ahora en castellano, Anthony cuenta cómo llegó a convertirse en uno más del clan comunicándose con ellos.