Durante una estancia de investigación en la Cordillera Central de Colombia, inaccesible hasta el final del conflicto armado en 2016, una estudiante alemana de doctorado halló a 3.500 metros de altitud una araña hasta ahora desconocida, protagonista del #Cienciaalobestia. La denominó Ocrepeira klamt, en honor a su profesora de instituto por el entusiasmo e interés que muestra a sus alumnos.
Un equipo científico con participación española ha identificado el origen de la supercontracción, un fenómeno característico de la seda de araña, cuya transferencia a fibras artificiales abrirá gran número de aplicaciones en campos como la biomedicina o la ingeniería de materiales.
Un equipo científico internacional, en el que participan investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid, ha desarrollado una técnica para, por primera vez, hilar fibras de seda artificial y crear sus proteínas como lo hacen las arañas. Este método bioinspirado permitirá producir kilómetros de seda de forma eficiente.
El canibalismo sexual es frecuente en varias especies de arácnidos, insectos y otros artrópodos, en las que las hembras matan y devoran a los machos durante o después de la cópula. Para evitar ser engullidos, los machos de las arañas vivero (Pisaurina mira) han desarrollado una táctica con la que esquivan la muerte: envuelven a la hembra con hilos de seda para inmovilizarla y poder reproducirse sin riesgos. Son protagonistas de nuestro #Cienciaalobestia.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han creado una superfibra de araña estirando directamente la glándula que la produce, mediante una antigua metodología que se usó con los gusanos de seda. La nueva hebra tiene una sección 10.000 veces mayor que la seda natural del arácnido, por lo que puede soportar cargas mucho mayores. El avance ayudará a desvelar los secretos de este material y podría aplicarse en el desarrollo de nuevos tejidos biomédicos.
Los mercaderes que recorrían en el siglo XV la Ruta de la Seda no podían imaginarse que con los insignificantes gusanos que producían sus telas se reconstruirían, seis siglos después, los huesos dañados de sus descendientes. Ese tesoro biológico es ahora la meta del nuevo centro de I+D del Instituto Murciano de Investigación y Desarrollo Agrario y Alimentario (IMIDA): explotar sus prodigiosas proteínas para la medicina regenerativa, la ingeniería de tejidos y la cosmética natural.
Larva de gusano de seda elaborando el capullo como paso previo al periodo de metamorfosis. / Salvador D. Aznar Cervantes