Una de cada diez personas en el mundo no tienen acceso a agua potable. / Efe
Científicos de la Universidad de Salamanca han elaborado un nuevo sistema para monitorizar la sequía en el ámbito agrícola usando los datos de humedad del suelo que envía el satélite SMOS de la Agencia Espacial Europea. El trabajo supone un avance en esta campo, ya que hasta ahora la única información que permite realizar una evaluación científica de la sequía está basada en datos climáticos indirectos.
Un estudio realizado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales y del Centre de Recerca Ecològica i Aplicacions Forestals descubre que la cantidad de CO2 emitida por el suelo a través de su respiración se mantiene constante pese al decaimiento de un bosque afectado por sequía. El pino silvestre es la especie arbórea con un rango latitudinal de distribución mayor que abarca desde Siberia a la península ibérica. Su mortalidad en el área estudiada no repercute en las emisiones de CO2 del suelo forestal.
Hay lugares del mundo que ya sufren con dureza las consecuencias de los extremos cambios de temperatura producidos por el cambio climático, y tratan de adaptarse a ellos. En el seco norte de Chile, una empresa de agua apuesta por utilizar un millón de esferas de polietileno para evitar que se evapore un recurso cada vez más escaso y preciado, el oro transparente del futuro: el agua potable.
El volumen de agua disponible en España se ha reducido un 20% en los últimos 25 años a causa del cambio climático. Paradójicamente, el riesgo de inundaciones seguirá creciendo en los próximos años, según las estimaciones de dos informes presentados ayer por la organización no gubernamental Ecologistas en Acción, en el marco de la cumbre del clima de París.
La acumulación de nieve en Sierra Nevada de California (EE UU) es la más baja registrada de los últimos cinco siglos, según un estudio publicado en la revista Nature Climate Change. Este descenso de la capa de nieve, que probablemente tenga un impacto en los suministros de agua agrícolas y urbanos, podría afectar además a la energía hidroeléctrica y aumentar el riesgo de incendios forestales. Este trabajo confirma la gravedad de la sequía de California.
Hasta ahora, los modelos de predicción del clima y la vegetación asumían que, tras una sequía, el crecimiento de los bosques se recuperaba rápidamente. Pero un nuevo estudio, con participación española, demuestra que los árboles tardan entre dos y cuatro años en recuperar la tasa de crecimiento anterior a la sequía, que también provoca una disminución en su capacidad para almacenar carbono.
Dos equipos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han identificado y caracterizado una nueva familia de proteínas que facilita la acción de una hormona clave en la adaptación de las plantas al actuar en situaciones de escasez de agua. Los resultados, publicados en la revista Plant Cell, ayudarán a diseñar plantas de cosecha con propiedades mejoradas frente a este tipo de estrés.
Investigadores de seis países, entre ellos Perú, Bolivia y Brasil, han realizado un estudio comparativo de 13 parcelas de selva tropical, algunas de ellas afectadas por la severa sequía de 2010. Los autores han determinado que los bosques afectados absorben menos carbono. También han revelado que en condiciones adversas los árboles dedican sus reservas de energía al crecimiento en lugar de a mantener su propia salud.