La pérdida de hielo en Groenlandia durante el siglo XXI será mayor que en cualquier otro momento de los últimos 12.000 años, según nuevas simulaciones. De seguir con la tendencia actual de emisiones de CO2, la disminución de masa en 2100 será cuatro veces mayor que en los últimos milenios, lo que revertirá 4.000 años de formación de hielo.
La reconstrucción de las temperaturas en el Parque Nacional de Sierra Nevada de los últimos 1.500 años revela que, en el siglo XX, estas aumentaron al doble de velocidad que entre los siglos XVII y XIX. Esta es la conclusión del análisis de unas moléculas orgánicas producidas por algas fotosintéticas a 3.020 metros de altitud.
Un nuevo modelo ha logrado predecir el riesgo de extinción de estos insectos por el cambio climático y revela que en muchas zonas, como la península ibérica, ya han sobrepasado el umbral de tolerancia al aumento de temperaturas.
El clima de los últimos dos mil años no ha registrado un cambio global de las temperaturas como el que se está experimentando en la actualidad. Así lo demuestran varios estudios internacionales, con participación española, que han reconstruido y comparado los datos de temperatura de diferentes periodos y concluyen que en la era común ninguna otra alteración del clima como la actual fue global y simultánea en el mundo.
Desde el año 2000 los glaciares del Himalaya han perdido casi medio metro de hielo al año, el doble que en el periodo de 1975 a 2000. El estudio, que ha combinado las imágenes –ahora desclasificadas– de un satélite espía estadounidense durante la Guerra Fría con imágenes actuales de la NASA, indica que los glaciares han perdido una cuarta parte de su masa en los últimos 40 años.
Las bajas temperaturas, la sequía y la alta radiación solar son las condiciones extremas a las que se enfrenta la vegetación de alta montaña de la península ibérica. Una investigación ha recopilado los mecanismos de respuesta fisiológicos en este tipo de plantas, la mayoría herbáceas y arbustos de baja estatura, para sobrevivir en estos ambientes tan hostiles.
Los huracanes y tifones tardan mucho más en avanzar y desplazarse de un lugar a otro del planeta. Un nuevo estudio publicado en Nature confirma que el movimiento de los ciclones tropicales se ha desacelerado y estos han disminuido un 10% entre 1949 y 2016. Como consecuencia, las lluvias locales podrían duplicarse, así como el impacto por inundaciones.
Un equipo internacional de científicos demuestra por primera vez que la urbanización está cambiando el metabolismo de las comunidades de animales. El incremento de las temperaturas asociado a los entornos urbanos genera mayores costes para su fauna, que en la mayoría de los casos se vuelve cada vez más pequeña para sobrevivir. Para mariposas, polillas y saltamontes, el efecto es el contrario: su tamaño es cada vez mayor.
La temperatura en la Antártida bajó entre 1998 y 2014, pero se prevé que aumente 0,34 ºC por década hasta 2100. Estos cambios de temperatura en el continente helado afectan de manera rápida y drástica al desarrollo de los líquenes, según un estudio liderado por investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales. El trabajo revela que los líquenes antárticos reflejan el impacto de unos cambios térmicos complejos de los que se tienen pocos datos aún.