Los topillos de la pradera son roedores monógamos que permanecen con la misma pareja toda su vida. Un equipo internacional de científicos ha analizado las conexiones que se producen en las áreas de recompensa de su cerebro para entender cómo se crea este vínculo.
Un estudio, llevado a cabo por neurocientíficos estadounidenses, revela que el alcohol inhibe la formación del vínculo de emparejamiento en los topillos machos y en las hembras lo favorece. Los investigadores han elegido este modelo animal por sus similitudes con los humanos en la formación de lazos sociales.
Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han participado en un estudio que concluye que la plaga de topillos que asoló Castilla y León durante 2006 y 2007 desapareció de forma natural y no por los tratamientos con rodenticida llevados a cabo. Además, los científicos señalan que los venenos aplicados afectaron a otras especies y que su impacto sobre la biodiversidad, aunque sin evaluar aún en profundidad, ha podido ser “importante”.