Un equipo de investigadores ha grabado por primera vez el instinto depredador de una tortuga gigante de Aldabra frente a una cría de un ave común en las islas Seychelles, la tiñosa picofina. Según los autores, el comportamiento de caza del reptil parecía habitual, lo que da pie a nuevas hipótesis sobre la manera de alimentarse de estos animales.
El paleontólogo español Adán Pérez García, de la Universidad Nacional de Educación a Distancia, ha descrito una nueva especie de tortuga gigante de caparazón blando europea, más antigua que todas las conocidas en su categoría. El reptil habitaba los ríos belgas hace unos 55 millones de años.
Hace 66 millones de años, en las tierras emergidas de Laurasia –en la actualidad, el hemisferio norte–, una tortuga terrestre primitiva de unos 60 cm logró sobrevivir al evento que mató a los dinosaurios. Fue la única en lograrlo en esta zona del mundo, según confirma un paleontólogo español que ha analizado sus peculiares fósiles hallados en Francia.
El último ejemplar de tortuga gigante de la isla de Pinta en Galápagos murió en 2012 con más de 100 años. El análisis de su genoma, coliderado por Carlos López-Otín, de la Universidad de Oviedo, revela que este reptil conservaba variantes genéticas relacionadas con la reparación del ADN, la respuesta inmunitaria y la supresión del cáncer.
Las especies con mayor longitud del caparazón se dan en las latitudes más cálidas del planeta. Esta es la conclusión a la que han llegado un equipo de científicos, con participación española, tras analizar la variación geográfica mundial del tamaño corporal de tortugas terrestres y galápagos. El estudio revela que la temperatura es uno de los principales factores asociados al tamaño de estos reptiles, y esto permitiría entender las posibles consecuencias del cambio climático sobre estos animales.
La mayoría de machos de tortuga boba también vuelven –al igual que las hembras– cerca de las playas donde nacieron para reproducirse, según concluye un trabajo internacional en el que han participado investigadores de la Universidad de Barcelona. Este hecho supone un cambio de paradigma sobre la biología reproductora de la especie.
Proteger los lugares de nidificación esporádica de la tortuga boba en el Mediterráneo occidental puede ser crucial para la conservación de la especie en el futuro, según alerta un estudio de varios centros de investigación españoles. La especie, que hace largas migraciones a zonas de alimentación como el Mediterráneo occidental, tiene un comportamiento filopátrico, es decir, vuelve a las playas donde nació para poner los huevos.
Hace 95 millones de años, una tortuga de río se adaptó a ambientes marinos y realizó una migración extraordinaria desde el antiguo continente de Gondwana, que agrupaba lo que hoy es África y Sudamérica, hasta Laurasia, la masa continental del norte de la que formaban parte Europa, Asia y Norteamérica. Sus restos, hallados en la localidad de Algora en Guadalajara y en Portugal, son prueba del primer evento de dispersión conocido de una tortuga desde Gondwana.
La práctica del feeding–dar alimentos a los animales salvajes para atraerlos– está alterando el comportamiento y los hábitos alimentarios de la tortuga verde en Canarias. Así se desprende de un estudio publicado en la revista Science of the Total Environmentpor un equipo en el que participa Lluís Cardona, de la Facultad de Biología y del Instituto de Investigación de la Biodiversidad de la Universidad de Barcelona (IRBio).
Desde 1984, ningún investigador había vuelto a ver a la tortuga caimán en la naturaleza en Illinois, EE UU, donde es endémica. El reptil, considerado vulnerable, solo cría en cautividad desde entonces y algunos individuos son liberados para crear nuevas poblaciones. Un equipo de científicos ha encontrado ahora al que podría ser el último ejemplar en estado salvaje de esta especie, protagonista de #Cienciaalobestia.