La escasez de horas disponibles para actividades personales y de ocio después de atender el trabajo remunerado y no remunerado es más frecuente en ellas. Esto se asocia con una peor salud mental, mala calidad de sueño y baja actividad física.
Las mujeres latinoamericanas que trabajan en el sector doméstico poseen una mayor tendencia a la discriminación social. Así, las empleadas del hogar latinoamericanas expresan un impacto negativo en su salud debido a problemas físicos y emocionales que dificultan su trabajo, aunque señalan una excelente capacidad y vigor para realizar actividades físicas y sociales. La peor salud subjetiva se observa en las mujeres internas.