Contar las manchas solares a lo largo del tiempo ayuda a conocer la actividad de nuestra estrella, pero los dos índices que emplean los científicos discrepan para fechas anteriores a 1885. Ahora un equipo internacional de investigadores ha tratado de armonizar los resultados históricos y ha descubierto que, en contra de lo que se pudiera pensar, la actividad solar en nuestros días es muy parecida a la que hubo en otras épocas, como en el siglo de las luces.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y el Instituto de Astrofísica de Canarias han analizado la evolución y composición de cerca de 3.000 galaxias cercanas con los datos del telescopio espacial Spitzer. Los resultados han permitido publicar nuevas imágenes ópticas de más de la mitad de ellas, además de aportar un estudio estadístico de su morfología, composición e interacciones.
Las manchas solares, como las que se ven en el centro de esta imagen, informan de la actividad del Sol. / NASA/SDO
Científicos taiwaneses, en colaboración con un investigador Ikerbasque de la Universidad del País Vasco, han llevado a cabo simulaciones que muestran como los solitones, ondas solitarias y masivas, podrían explicar el origen de los quásares. Estos son los objetos más luminosos del universo, hasta cien veces más brillantes que nuestra galaxia.
Imagen del glóbulo cometario CG4 obtenida con el VLT (Very Large Telescope) / ESO
El Observatorio Europeo Austral ha publicado la última imagen del glóbulo cometario CG4. Aunque en la fotografía parece grande y brillante, en realidad se trata de una nebulosa débil. Esto dificulta su localización por parte de los astrónomos, para los que la naturaleza exacta de CG4 sigue siendo un misterio.
Paisaje del cometa 67P en alta resolución. / ESA/OSIRIS Team
La porosidad del núcleo del cometa Churyumov-67P/Gerasimenko, la presencia de compuestos orgánicos en su superficie, sus variaciones de temperatura y la existencia de una magnetosfera son algunos de los nuevos datos que han salido a la luz esta semana. La información la transmite la sonda Rosetta, que desde el año pasado no ha dejado de orbitar alrededor del cometa. Del que no se ha vuelto a tener noticias es del aterrizador Philae, que se perdió cuando se posó en noviembre sobre el cometa.
Meteorito con incrustaciones cristalinas en el metal, que se ha utilizado para investigar el magnetismo de cuerpos del sistema solar de hace 4,6 miles de millones de años. / The Trustees of the Natural History Museum (London)
Un estudio internacional, con la participación de una investigadora española, ha registrado por primera vez la información magnética que guardan desde hace miles de millones de años las nanopartículas cristalinas que aparecen en meteoritos procedentes de asteroides. Los resultados pueden ayudar a explicar la evolución de los campos magnéticos en cuerpos rocosos del sistema solar, como la Tierra y la Luna.