Astrónomos españoles han identificado dos estrellas enanas blancas que se orbitan mutuamente en el corazón de la nebulosa planetaria Henize 2-428. Los expertos creen que se irán acercando lentamente hasta acabar fusionándose dentro de 700 millones de años, cuando explotarán como una supernova. Las observaciones se han efectuado con el Gran Telescopio CANARIAS y las instalaciones del Observatorio Europeo Austral (ESO).
Hubble capta un rara triple conjunción de lunas en Júpiter. / NASA/ESA
VISTA mira a través de la Vía Láctea. / ESO
Vista del campo BICEP2 y alrededores captados por el satélite Planck. / ESA
Contar las manchas solares a lo largo del tiempo ayuda a conocer la actividad de nuestra estrella, pero los dos índices que emplean los científicos discrepan para fechas anteriores a 1885. Ahora un equipo internacional de investigadores ha tratado de armonizar los resultados históricos y ha descubierto que, en contra de lo que se pudiera pensar, la actividad solar en nuestros días es muy parecida a la que hubo en otras épocas, como en el siglo de las luces.
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid y el Instituto de Astrofísica de Canarias han analizado la evolución y composición de cerca de 3.000 galaxias cercanas con los datos del telescopio espacial Spitzer. Los resultados han permitido publicar nuevas imágenes ópticas de más de la mitad de ellas, además de aportar un estudio estadístico de su morfología, composición e interacciones.
Las manchas solares, como las que se ven en el centro de esta imagen, informan de la actividad del Sol. / NASA/SDO
Científicos taiwaneses, en colaboración con un investigador Ikerbasque de la Universidad del País Vasco, han llevado a cabo simulaciones que muestran como los solitones, ondas solitarias y masivas, podrían explicar el origen de los quásares. Estos son los objetos más luminosos del universo, hasta cien veces más brillantes que nuestra galaxia.
Imagen del glóbulo cometario CG4 obtenida con el VLT (Very Large Telescope) / ESO
El Observatorio Europeo Austral ha publicado la última imagen del glóbulo cometario CG4. Aunque en la fotografía parece grande y brillante, en realidad se trata de una nebulosa débil. Esto dificulta su localización por parte de los astrónomos, para los que la naturaleza exacta de CG4 sigue siendo un misterio.