Arcadi Navarro, vicedirector del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona

"El genoma del orangután nos da una atalaya para contemplar el del ser humano"

¿Para qué sirve secuenciar el genoma de los simios, nuestros parientes más cercanos en la escala evolutiva? Pues, según Arcadi Navarro, catedrático de Genética y vicedirector del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona (centro mixto CSIC-Universidad Pompeu Fabra), "para tener una nueva perspectiva del ser humano", entre otras cuestiones.

Arcadi Navarro
Arcadi Navarro, catedrático de Genética y vicedirector del vicedirector del Instituto de Biología Evolutiva de Barcelona (centro mixto CSIC-Universidad Pompeu Fabra). Foto: Maruxa Martínez-Campos (PRBB)

"Secuenciar un genoma nos proporciona una atalaya desde donde contemplar la del ser humano. Hasta ahora, teníamos secuenciados tanto el genoma del chimpancé - que se puede considerar cercano evolutivamente a nosotros - como el del macaco -más lejano-. El orangután se sitúa a una distancia evolutiva intermedia, por lo que podemos conocer mejor las cuestiones que nos diferencian de otros grandes simios", explica a DiCYT Arcadi Navarro.

"Sabemos, ejemplifica, que existen diferencias entre chimpancés y humanos, pero hasta ahora no lográbamos saber dónde estaba el origen o cuál era su linaje. Con la secuenciación del genoma del orangután nos podemos acercar a esas respuestas", añade el experto.

Según explica Navarro, el genoma del orangután, en este caso de una hembra de orangután de Sumatra (Pongo abelii) bautizada como Susie, "es como cartografiar un continente nuevo, supone conseguir un primer mapa pero luego hay que explorar exhaustivamente el territorio y observar los genes específicos que se pueden encontrar allí". De hecho, esta primera exploración ya proporciona los primeros datos a los científicos.

Un estudio preeliminar realizado por el equipo internacional que ha secuenciado el genoma del orangután, lideardo por David Locke de la Universidad de Washington (Estados Unidos), ha proporcionado importante infomación oncológica.

"Hemos visto que algunos cánceres están asociados con gran inestabilidad cromosómica. Sin embargo, la reestructuración cromosómica no sucede en los orangutanes y esto es consecuencia de un largo proceso evolutivo. El alto grado de estabilidad genómica del orangután nos debería proporcionar información sobre los mecanismos molecurales que se producen en la reestructuración cromosómica y que inciden, por lo tanto, en algunos casos de cáncer".

Como refleja el estudio publicado recientemente, el material genético de esta especie se ha mantenido mucho más estable a lo largo de la historia que el de los humanos y el de los chimpancés. Esta estabilidad genómica es el triple superior al del ser humano, o, lo que es lo mismo, "en el orangután se ha producido un proceso evolutivo tres veces más lento".

Esta cuestión nos ha hecho diferenciarnos taxonómicamente del orangután de lo que nos distancia del chimpancé, por ejemplo, pero hasta ahora se desconoce si ha reportado algún perjuicio o beneficio al simio. "No sabemos qué implicaciones ha tenido para la especie", explica.

La separación de los orangutanes de la rama del resto de los primates se fecha alrededor de hace 12 millones de años, mientras que la escisión del gorila y del ser humano data de hace unos seis millones de años. No obstante, compartimos con ellos el 97% del ADN comparable.

Políticas de conservación

Además de la secuenciación genética de Susie, el equipo ha analizado el ADN de cinco ejemplares más de la misma especie y de otros cinco orangutanes de Borneo (Pongo pygmaeus).

Los análisis han demostrado que la variabilidad genética entre los individuos de Sumatra es hasta cuatro veces superior que la que existe entre los de Borneo. Esta circunstancia, la alta diversidad genética es mayor, según explica Arcadi Navarro, "en las modificaciones puntuales que en las estructuras de los cromosomas". Esta circunstancia también revela el daño que le ha hecho la actividad humana reciente a la especie.

El orangután de Sumatra tiene un tamaño de población que ronda los 6.000 ejemplares y, sin embargo, su diversidad genética es muy amplia comparada con sus congéneres de Borneo. "La secuenciación de su ADN puede ayudar a desarrollar herramientas de gestión para ambas especies, ya que puede señalar qué variedades requieren una mayor atención", apunta Navarro.

El especialista afirma que el hecho de que el ser humano y el chimpancé compartan el 97% de los genes no es dato "preciso en absoluto", ya que en realidad "la variabilidad genómica es más sutil", por lo que la distancia evolutiva entre ambas especies es más amplia.

"No existe el genoma humano o el genoma del orangután como una entidad platónica, sino que todos los humanos tenemos distintos genomas, por lo que cuando se comparan los genomas entre especies estamos comparando las partes comunes del genoma que todos tenemos en común". Por lo tanto, además de este 3% que nos distancia de forma genérica, hay otras cuestiones "que no son comparables, por ser propias de cada especie o de cada individuo". Esta cuestión puede llevar la diferencia hasta a un "15% del genoma exclusivo, pero lo importante no es la cantidad, sino la calidad, es decir, la función de estos genes diferentes".

Navarro, que formó parte de una importante investigación internacional portada en la revista Nature, visitó el Museo de la Evolución Humana de Burgos para participar en el ciclo de conferencias Al filo de la noticia.

Fuente: DICYT
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