La Cumbre del Clima en Doha (Catar) concluyó con una prórroga del protocolo de Kioto hasta 2020 y el compromiso solo de un grupo de países que conforman el 15% de las emisiones contaminantes a nivel mundial. Joan Grimalt, director del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua explica a SINC por qué el cambio climático es un problema, sobre todo, humano, ya que afectará a la economía y a toda la sociedad.
¿Qué implicaciones tiene el cambio climático para el ser humano?
El cambio climático es esencialmente un problema para la humanidad. La gente cree que es un problema para los ecosistemas y las especies que viven en la naturaleza, pero se equivocan, porque el clima ha cambiado muchas veces en el pasado y las especies han cambiado de sitio. Es decir, si hace más frío en un lado, crecen más cerca de donde hace más calor. Siempre ha habido lo que se denominan variaciones de vegetación y de especies animales. En cambio, como ahora los humanos somos mucha gente –alrededor de 7.000 millones de personas– y todos tenemos casas, servicios instalados en un lugar concreto, etc. Si hay un cambio climático que se dé en estas zonas, no se pueden mover. El problema impacta fundamentalmente en la manera en la que los humanos han utilizado los recursos de la Tierra. Por tanto, es de su interés fundamental que ese cambio sea el menor posible.
¿Por qué el Mediterráneo es una zona especialmente sensible?
Está en una zona justo por encima del Sahara, donde acaba lo que se denomina la célula de Hadley. En esta parte hay muy poca evaporación, muy poco agua, y si se expande provocaría que más al norte también tuviéramos un clima mucho más seco. Aparte de esto, en los modelos climáticos, si hay mayor temperatura hay más evaporación de agua y eso también lleva a una predicción de mayor sequedad. El último punto es saber si habrá disminución del régimen de lluvias en estas áreas. No lo sabemos seguro, pero todos los modelos apuntan a que si hay un lugar del mundo que va a tener más sequedad, menos lluvia, es el Mediterráneo.
¿Cómo afectaría la subida del nivel del mar a las regiones próximas?
Afecta por igual en todas partes, pero en el caso de España, que tiene muchas playas, el impacto económico es un tema importante. Además, los puertos y sus espigones se verán afectados. Al subir el nivel del mar, cuando haya tormentas, estas tendrán más intensidad y mayor capacidad de erosión. Estas son dificultades a nivel de gestión de zonas turísticas, pero en otros estados como Bangladesh, que está sobre el Delta del Ganges, puede que una parte importante del país –en torno a un 30% o 40%– quede bajo el agua, y puede pasar también en otras islas del Pacífico. Esto provocaría una necesidad sustancial de desplazamientos de personas porque, por ejemplo, Bangladesh tiene más 150 millones de habitantes.
¿Qué parte de responsabilidad tiene el ser humano en estos cambios?
Los que defienden que estos cambios en el clima son naturales se confunden porque no tienen en cuenta la escala de tiempo. El clima en la Tierra ha ido cambiando, por lo menos en los últimos tres millones de años. Ahora bien, estas oscilaciones han ocurrido en períodos largos, de entre 60.000 y 40.000 años, esto es una bestialidad de tiempo.
Pero también ha habido cambios más cortos…
Si, aparte de estos cambios generales ha habido otros cuyo origen se desconoce mucho más, que son los cambios abruptos, que han ocurrido en intervalos de 500 años, 1.000 años. Pero estos siempre empiezan por un enfriamiento, no por un calentamiento. Lo que ahora ocurre, a nivel temporal está pasando a una velocidad muy alta si lo ponemos a una escala geológica.
¿Qué caracteriza al cambio climático actual?
Nos hemos ido a un calentamiento. Cuando la temperatura de la Tierra de forma natural estaba en el ciclo más caliente, la estamos calentando todavía más. Eso es una característica nueva. Y la causa de todo esto no es desconocida, es el aumento de gases de efecto invernadero, fundamentalmente CO2. Es verdad que los niveles de gases de efecto invernadero se mueven dentro de una escala siguiendo los cambios orbitales, esto se sabe, pero ahora que estaban en el punto más alto, los humanos los hemos incrementado. Y no una cantidad pequeña, sino en la equivalente a pasar de época glacial a interglacial, en un siglo y medio, desde que empezó la revolución industrial. Esto pone a la Tierra en unas condiciones nuevas con respecto a lo ocurrido en los últimos tres millones y medio de años, que es cuando el sistema Tierra adoptó los sistemas de distribución de calor que tenemos en la actualidad.
¿Se pueden detectar ya las consecuencias en nuestro país?
Las consecuencias irán por zonas. De entrada habrá un calentamiento general que dará lugar a episodios, como ya ocurrió en 2003. Entonces las altas temperaturas produjeron un incremento de mortalidad muy fuerte en Europa central, sobre todo en Francia y Suiza, y también afectó a España con 6.000 muertos extra sobre la media normal de fallecidos en verano. Por otro lado, tenemos una pérdida de nieve en las montañas, que da lugar a que haya más dificultades para el esquí y que la reserva de agua de las montañas sea menor. Además, se prevé una reducción de las playas para el año 2050 –tenemos zonas de España donde retroceden 16 metros al año–, y aunque se puede arreglar tirando más arena, supone un sobreesfuerzo. Ahora mismo ocurre también que en verano hace demasiado calor y hay problemas con el vino. Tiene demasiada graduación porque, con el calor, la fermentación adquiere más azúcar, y la recogida no se puede hacer antes ya que el riesgo de que salga un vino ácido es muy alto. En los mercados esto tiene impacto. Se podría decir que es un problema pequeño, pero hay una agricultura del vino importante en España y supone un problema económico más.
¿Qué opina de la celebración de cumbres del clima como la que acaba de finalizar en Catar con un nuevo acuerdo de mínimos?
Estas reuniones sirven para muy poco. Es preferible que las haya a que no las haya, en el sentido de que es mejor hablar del tema que obviarlo, eso por supuesto. Pero mientras el convenio de Kioto fue una esperanza y se intentó que todos los países fueran llamados a considerarlo, ahora, al fallar algunos de los países más importantes, se ha perdido bastante el interés político por este tema. También ha complicado las cosas que la crisis económica haya puesto sobre la mesa otras prioridades. Sin embargo, que estemos distraídos con ellas no quita que el cambio climático no esté ahí. Cuanto más tardemos en tomar medidas, más graves, serias y difíciles serán las consecuencias.
¿Cómo afrontan esta tarea en su instituto?
Tenemos muchos conocimientos sobre lo que ha ocurrido en el pasado con los cambios, pero se desconocen todavía aspectos fundamentales del proceso, como por qué ocurren. Es decir, la circunstancia última de los cambios climáticos generales de época glacial a época interglacial son las variaciones orbitales, las variaciones de la Tierra. Pero hay muchas incertidumbres sobre la forma en que esas variaciones han influido sobre parámetros específicos del clima, y eso es lo que tratamos de descubrir.